Me asignaron ser profesor jefe en el colegio, siempre sentí que me desempeñé bien, pues, les enseñé a los niños a ser libres dentro de un sistema sumamente normado. Sin embargo, cada vez tuve menos peso en el colegio, entre la formación del sindicato y mi manera de ser contraria a los valores institucionales. Recuerdo que me hicieron difícil la vida laboral, a tal punto que tuve que renunciar al no ser reconocido por llevar un torneo de ajedrez adelante. Además de la miseria que pagaban. Tras renunciar, se me quitó un estrés gigante de la espalda. Me sentí demasiado feliz, aunque con miedo de mi futuro económico, pero siempre con mi frase "la plata llega sola". Conseguí mas horas en el colegio alternativo, me encantaba hacer clases de física, armar laboratorios con material reciclado, amaba innovar en las maneras de hacer clases y las largas conversas filosóficas con los estudiantes y colegas me ayudaron a ser quien soy.
Feliz cuarto de siglo (25 años), seguía estudiando física y trabajando tranquilo en el colegio alternativo hasta que me llamaron de la universidad para hacer clases de laboratorio, estaba demasiado ansioso y extasiado, pues era un nuevo sueño que cumplir, poder llegar a más jóvenes para ayudar y enseñar, además, de poder ser parte de su crecimiento aportando un minúsculo grano de arena. Mi vida comenzó a cambiar de sobremanera, mi cerebro se desarrolló demasiado, les encantaba mi manera de hacer clases y mi espontaneidad al actuar.
Terminé mi postítulo y me quedó mucho tiempo libre, conocí a muchas personitas bacanes entre ellos a ti, que estoy seguro que estas leyendo esto (y pensarás: "atrapaaadaaa"). Siempre amé ayudarte y quedarme despierto hasta tarde, acompañándote en tu once y en tus estudios. Recuerdo que quería mucho hacerte reir y hacerte sonrojar que fue lo más cautivador de ti. Añoraba mucho conocerte en persona, pero la distancia y el tiempo aun no calzaban, sin embargo, no perdí la esperanza.
En ese año fui muy motivado a continuar con mis estudios, decidí participar en varios congresos, donde, uno de ellos fui expositor. En diciembre de ese año trabajé de corrector de simce, fue entrenido como fui bien valorado en un mes.
Finalicé ese año matriculándome en el Magíster, nuevo desafío que comencé lleno de miedo, aquellos que superé con el pasar de las semanas.
Cumplí 26, año lleno de trabajo, pues trabajaba 22 horas en la universidad, otras 16 en el colegio y más encima, estudiando el postgrado, nunca pensé que me iba a superar de sobremanera, que iba a aprender mucho y a ser lo que soy hoy en día. En junio de ese año conocí a un tipo que me envolvió en su personalidad tóxica. Fue bacan su llegada y muy triste su partida, de tal manera, que decidí solo enfocarme en mi trabajo y estudios por un largo tiempo. A pesar que el ritmo de trabajo se vio afectado por el 18 de octubre, igual logré superarme y avanzar.
Año nuevo, yo seguía en clases, preocupado de entregar los últimos trabajos para sobrevivir, conocí a otro tipo, con quien nunca me junté, pero era entretenido conversar por las noches con alguien que tenía sinergia. Descansé en febrero listo para enfrentar otro año más.
Felices 26, tú, mi lector favorito, te acercaste aún más. Comenzó el confinamiento, todo cambió absolutamente, todo transitó a online y la ansiedad de estar en la casa se volvió horrible. Te agradezco a ti por ayudarme a sobrellevar y sobrevivir tranquilo esos momentos de encierro...
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