Quizás miraban lo destruido que está Santiago, la gran masa de gas invernadero que transforma la urbe en el infierno que puede llegar a ser. Quien sabe cuántos choques presencian el grupo de aves, ven la estupidez del humano estresado por su vida. Los cientos se chismes que pasan por el oído de las palomas o la cantidad de anécdotas que deben saber solo por observar a los ciudadanos.
O quizás solo se reunieron para planificar donde cagarán la próxima vez.
Agnadhi du Anghi
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