Cae la noche, el sol deja de iluminar, la luna se vuelve protagonista del bien común, comienza el apasionado océano a ser parte de la arena, el instinto sensual que comienza a aparecer, en el mar, con furia, con ímpetu, con ahínco, el mar monta a la arena con pureza y así intercambian vida silvestre, el alimento de los seres vivos depende de la sensualidad de la arena con el ánimo marítimo.
Y como siempre.... yo aquí contemplando el resplandor de la belleza que es casi onírica e increíble, mi envidia comienza a florecer porque aún no encuentro mi arena, para que me pueda acompañar, ni la más solitaria alma esta conmigo, tan solo imaginar que algún día encontraré, mi compañera, aquella que compartirá mi felicidad, mi dolor, compartir y repeler lo que más me duele ahora ...
...MI SOLEDAD
Agnadhi du Anghi
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