lunes, 28 de febrero de 2022

¿Qué nos pasó?

¿Qué pasó con nuestro amor?

¿Te acuerdas de cuando eramos felices, escuchando música a todo volumen, mientras caminabamos por la calle para ir a estudiar? Cuando tirabamos la talla en silencio, bulándonos de lo absurdo que pudiesen ser los compañeros para llamar la atención del profesor, cuando me hacías reir con tonteras que se te ocurrían. Era tan feliz contigo. Siempre recuerdo, aquellos días que te sentabas en mis piernas a tocarme un tema inventado en el teclado, cerraba los ojos y me hacías volar por un largo y relajante cuento de hadas.

Que eran ricos tus abrazos y tus besitos cada vez que nuestro reflejo se veía en un espejo. Cuando íbamos al cine y nos tomabamos de la mano para disfrutar de la película, donde solo nuestras risas dibujaban el punto de fuga de una película de terror. Aquellas veces que comimos juntos en el casino de la universidad y hablabamos sobre nuestro proyecto juntos, hasta de tener una relación abierta, respetandonos. O cuando teniamos esas eternas discusiones de nuestra forma de amarnos. 

Jamás me olvidaré de esos viajes que hemos realizados con amigos nuestros. Además, que tu y yo caminábamos abrazados disfrutando de cada paisaje que conociamos. Tal como, la hermosa Buenos Aires, con su clima humedo y el calor gigante. Lo relajado de Mendoza, cuando exploramos los bosques del parque San Martín y encontramos una quietud única, ¿recuerdas ese día que me caí al barro? Nos reímos a carcajadas y atesoraste mi trasero lleno de barro y hojas, o aquella vez que fuimos cómplices de servirnos postres en platos principales, en aquellos tenedores libres. La primera vez que fuimos a Concepción y nos tomamos de la mano al ver ese reloj que esta en la Universidad de Conce. Todavía me acuerdo de nuestras visitas a museos, parques, entre otros. O nuestros maravillosos momentos caminando por el parque forestal y terminabas invitándome a almorzar mariscal. Tu pedías el caliente y yo el frío. Eramos tan pobres que no nos alcanzaba a dar propina, pero no era una excusa para no invitarme a salir. ¿Te acuerdas cuando lloramos al ver ese cielo estrellado de San Pedro de Atacama? Donde las estrellas eran las protagonista y acariciaste mi mano para viajar hacia las galaxias que nuestros ojos divisaban.

Amabamos ir de compras, siempre gozabamos y reíamos al ver las caras de la gente, su forma de expresarse, chistes crueles y humor oscuro siempre te destacaron del resto. Hasta disfrutaba ir al baño contigo. Siempre tengo en mi corazon aquellas salidas al cerro, esos desafíos que nos autoimponíamos para alcanzar a lograr escuchar esas aves que cantaban ahí. 

Me encantaba cuando siempre leía lo que escribía, te fascinaba escuchar mis historias que inventaba y mis reflexiones sobre la vida. Amé tanto que crecieramos juntos y que me apoyaras en todas las desiciones, hasta las que nos fueron destruyendo poco a poco. Cuando comencé a trabajar, de a poco te comencé a perder, hicimos tantos intentos de reencontrarnos pero el resultado seguía siendo el mismo. Que doloroso eran nuestros distanciamientos, siempre decías que era por nuestro bien y que debíamos juntar plata para reencontrarnos nuevamente. 

Aún recuerdo nuestra última crisis. Aquella que hicieron que nos peliaramos, aquella vez que me fui con alguien tóxico y te dejé de lado. A pesar que me quise reencontrar contigo en Viña del Mar, no duramos mucho porque la contingencia de Chile no lo quiso. 

Después de nuestro último viaje (Viña) las cosas cambiaron, una semana después me obligaron a quedarme en casa porque el pueblo despertó. Siempre protegiéndome no quisiste que fuera a protestar. Desde ahí nos comenzamos a quedar en casa. La rutina casera nos comenzó a hartar y nos terminó separando. Luego, la pandemia terminó por asesinar lo nuestro. Hoy en día, quiero contarte que he hecho de mi vida, pero es tan fría mi cama que no me deja buscarte de nuevo. Dónde te habrás metido, era tan feliz contigo, ¿qué nos pasó? 

Ahora que la pandemia ha cesado un poco, pienso que es momento de buscarte y reencontrarte, volver a emocionarte por tocar tu mano. Contarte todas mis aventuras y obvio esperaré que me cuentes las tuyas. Tengo ganas de volver a abrazarte, de escucharte reir sobre todo. Quiero que vuelvas  a ser el que me cuidaba en las noches  y me regaloneaba en el día. Quiero reencontrarme, con el que le daba sentido a las caminatas, con el que manejar se hacia divertido y bien acompañado, extraño a aquel que acariciaba su pierna mientras conducía. Extraño ese hombro que siempre estaba dispuesto para llorar. Contigo me sentía invencible. Ojalá encontrarte pronto 

Te extraño mi eterno amor. Te extraño Paturris.

Atentamente,

Agnadhi du Anghi

martes, 22 de febrero de 2022

Lo imposible

Hoy comencé a pensar en el querer es poder. Creo que es una farsa que permite generar falsas esperanzas, sueños inverosímiles, metas inalcanzables.

Lo improbable, lo imposible son temas que solo permiten frustración, pensar en que si uno quiere puede, te hace luchar con todas tus fuerzas y recursos, tanto temporales como humanos, para lograr aquello que te mueve y cuando piensas que estas a punto de llegar, todo se desmorona. La contingencia es enemiga de la esperanza, lo incontrolable que se puede volver la realidad, mata todo anhelo que pudo haber funcionado.

Lo importante de todo, es asumir que se hizo todo, que no existió falta de compromiso por lograrlo. Asumir la derrota es lo más noble, para no herirse uno y a nadie.

Lo que molesta, son esas puertas que se semiabrieron en su momento, que dieron paso a haber pensado que todo era alcanzable, pero el tiempo las fue cerrando por inconsistencias del tiempo y malas desiciones que me terminaron dejando fuera de la batalla eterna de lograr un objetivo que quizá siempre fue inalcanzable.

No me arrepiento de lo entregado, no me arrepiento de cada sonrisa, no me arrepiento de casa sorpresa, de todo lo que anduve, de todo lo que viajé, de toda mi alma regalada. Hoy vuelvo para cumplir mis otros proyectos igual de importantes, siempre he pensado que si un proyecto no funciona, hay que continuar con los otros. No es un gran pensamiento, quizás es hasta obvio, sin embargo, me permite no dañarme, que no se me apague mi luz por la desilusión de querer lo imposible.

domingo, 20 de febrero de 2022

Otro domingo cualquiera

 Último día de la semana y nada es diferente, las aves cantan en el mismo tono, despierto más temprano de lo que debería y el silencio agudiza mis oídos para escucharte, pero, no estás. La soledad que conozco y es común en estos días, despierta con un hambre voraz de atacar el estado emocional, poniendo en duda lo construido, lo vivido, lo trabajado por todos los años de la existencia. 

Otro domingo más, sin sorpresas, sin novedades, es la no rutina más cíclica de todo el año. ¿De qué sirve alejarse del trabajo, si no hay nada novedoso y particular que hacer en estos días?, la eterna pregunta de alguien cuya esperanza se acabó, exponiendo la tristeza de un día como este, como algo solitario y lleno de amargura. 

No espero nada de estos días, pues, mi voz es la misma, los hábitos son iguales, no hay panorama ni tampoco personas que se sacrificarán por uno para hacerte un día totalmente diferente. Solo estoy yo, frente a un espejo, tratando de entender qué sucedió con el pasar de los años, en qué minuto se acabaron las fiestas, las juntas, las visitas, las sorpresas. Solo son lindos recuerdos que llegan a la mente trayendo enorme nostalgia. Hace que mi cerebro junte cada una de las memorias, para tener la esperanza que algún día se vuelvan a convertir en realidad, pero me friego los ojos, y otra vez estoy frente al espejo, sintiendo la soledad y aburrimiento de otro domingo cualquiera.


Agnadhi du Anghi

sábado, 12 de febrero de 2022

La mezcla perfecta

 Van 6 meses de que te conocí. Querida Mercedes. Jamás imaginé que esto me pudo pasar a mí. Siempre me proyecté como una persona solitaria y distanciada de algunas ideas amorosas, dado que mi experiencia me ha permitido entender que no servía para estar con alguien, por diversas razones; una de ellas fue mi aburrimiento, que me quedaba sin temas de conversación, o que no toleraban mi ritmo de vida y trabajo, o algunas personas tenían actitudes que para mi no tranzaban. 

Debo confesar, que no soy alguien fácil de entregar mis emociones, ni tampoco soy una persona que permite que toquen ni que estén tan involucrados. Así como debo decir, que hasta me incomodaba tener que saludar todos los días, y hablar por largas horas. En estos últimos seis meses, la vida me puso a prueba de varias cosas, la primera, descubrí que soy capaz de querer y entregar cosas de mi incondicionalmente, la segunda, aprendí que mis emociones también son válidas y quieren ser escuchadas y comprendidas, entendí y adquirí conocimientos en cuidados, masajes, atenciones, regalías y sorpresas, aprendí que un simple gesto, puede rescatar a una persona de la tristeza, de sus problemas y de su monotonía. Aprendí también, que soy capaz de viajar kilómetros para ver a una mezcla perfecta,

Esa mezcla perfecta, la cual conforman varias cualidades de ti, comenzaré con lo físico (aunque las personas piensan que es algo banal). Si comienzo a destacar lo que amo de tu físico, partiría de tus ojos. Ellos son los mejores jueces que he conocido jamás, porque juzgan lo que te gusta o te disgusta con una certeza poderosa, cuando están alegres, se achinan y reflejan lo importante que es cada momento, cuando te sientes seguro, brillan como el sol en la nieve misma, a veces debo ponerme lentes de sol para poder sobrevivir ante tal brillo. Cuando te duele algo, tus ojos se apagan e intento mi vida para volver a encender esa llama que me hace envolverte cuando te veo, cuando estás cansado nacen en ti, pequeños embriones de estrés bajo tus párpados que me indican lo mucho que te esfuerzas para sobrellevar esta vida tan difícil que todos estamos destinados a vivir.

Lo segundo que me fijo, son tus labios, quizás no te gustan los besos en la boca, pero no es eso lo que me gusta de ti, sino que es lo que reflejan cuando te ríes con esa intensidad que hace que despierte cada célula de mi cuerpo, esas mejillas que se inflan cuando te digo lo que siento por ti, las margaritas que se crean cuando estás a gusto.

Tercero, tu piel, a mi no me gusta la canela en el té, pero con ese color que emanas, me hace añadir canela a mi vida y disfrutar del deleite de ver cómo tu piel se eriza cuando te doy una sorpresa, como un pie de limón, o una tobillera tejida por mi. Además, debo añadir que acariciarte me relaja y haces que me olvide de todos mis dramas y complejos

Cuarto tus manos, esas manos rápidas y laboriosas que me conquistan cuando te veo trabajar y bailar, ese esfuerzo que veo cada día y admiro lo que eres capaz de hacer con ellas. 

Quinto, tu abdomen a quien lo apodé como Ismael, me gusta tu reacción cuando le hago cariño, siento que te relaja y te hace sentir muy a gusto con mi compañía. Sexto, tus piecitos, amo hacerles masajes como un premio a todo el esfuerzo que le pones a la vida, como compensación de todo lo que sufres en silencio y todo lo que caminas y haces día tras día.

Pasemos a los otros ingredientes, aquellos entes inmanentes que se arraigan a tu esencia más pura, comenzaré hablando de tu espíritu de justicia, siempre buscas lo mejor para el mundo, siempre tratas a las personas como merecen ser tratado, peleas por los más débiles y das las cara para que todos se sientan bien. Eres hasta capaz de perder tu empleo por darle a las personas esa igualdad. 

También me cautiva de ti, tu sentido del humor tu risa luminosa, que le devuelve la llama a los apagados y le das dulzura a los amargados que se justifican que sus vidas los maltratan, eres ingenioso con los chistes, además admiro esa capacidad de reírte, tanto de tus logros como tus desgracias que te permiten sobrellevar la vida de una forma, que me da la impresión que siempre se pueden lograr genialidades. 

Amo tu capacidad de aprender rápido, de adaptarse a nuevos escenarios y tomar nuevos desafíos, adoro también esa sed de conocimiento que tienes, que se reflejan en esas preguntas potentes e interesantes que me consultas en ciencias, como de tu capacidad de investigación y de alimentarte de lo que lees.

A pesar que no eres de demostrar cariño de una forma tradicional y cliché, sé leer cada vez que estás cautivado y cada vez que entregas dicho cariño, esto se explica por los grandes gestos que haces, cuando me abrazas inesperadamente cuando estoy conduciendo, cuando me sorprendes con un simple uber fuera de una instalación, además, tu cariño esta presente cuando me cuentas lo que pasa en tu día, porque sé con firmeza que te cuesta confiar en las personas, tanto en tus actos, sentimientos como tus experiencias diarias. Cuando expresas "me encanta", por algo que digo, o dices "awwww", siento que toda tu piel me expresa que me quieres. También se presencia, al decirme que no me vaya a mi casa, cuando te das vuelta al despedirme y te secas las lágrimas, cuando te despides desde una ventana y tu mente no para de imaginarme aunque sea por 20 minutos, cuando me cuentas tus alegrías, logros y malos ratos. Añadiré que haces que cualquier día se vuelva un panorama estando contigo.

Amo tu sinceridad, tu preocupación y sobre todo lo divertido que es salir contigo.

Todos esos ingredientes hacen la mezcla perfecta que describe a tu esencia, si me pidiesen describirte este texto no alcanza ni para el resumen de la síntesis de lo que significas para mí.

Me encanta ser tu despertador, me enamora reír contigo, que digamos exactamente las mismas palabras al mismo tiempo, como si nuestras mentes se unieran en una sola, me siento pleno contigo, siento que puedo vivir para siempre estando a tu lado, y que nada malo me debería pasar para cuidarte desde aquí hasta la hora de mi muerte. Me fascina saber de ti, para siempre buscar la mejor estrategia para ayudarte.

Si estas leyendo esto, prometo siempre tratar de cuidarte, protegerte y estar contigo de manera directa o tácita, guardar todas las experiencias y momentos que he vivido contigo y conservar ese cariño pase lo que pase. Ahora lo puedo expresar, y quizás en un futuro solamente lo mantenga en silencio. Pero no importa lo que pase, siempre habrá un pedacito de mi corazón para alojarte.

Gracias por ser esa mezcla perfecta, de piel canela, justicia, humor y ojos que gritan amor.

Agnadhi du Anghi