Despierta
en su cama como es habitual, sabe que un gran día le espera, su cumpleaños
número 18. Miguel es un joven relajado amante de la naturaleza, muy alegre y
entregado a la sociedad.
Se le dibuja una sonrisa en su cara mirando el
techo de color amarillo, notando la división de las planchas del cielo, se
sienta y respira el aire encerrado de su habitación, abre las cortinas verdes
junto a la ventana; era un día soleado como normalmente se daban en febrero, se
percató que en el árbol que estaba plantado afuera, había un nido de gorriones
donde se escuchaba aquel piar de las aves bebés, emocionado por esto, saca su
cámara que guarda en su cómoda rústica y decide tomar una foto a este hecho
maravilloso. Maravillado con aquel espectáculo que la vida le regalaba, de
pronto escucha la dulce voz de su madre llamándolo a tomar desayuno.
Miguel
contento decide ponerse pantalones y pantuflas para bajar a desayunar, pasó al
baño que estaba contiguo a su pieza y se mojó la cara, mirándose al espejo se
dio cuenta que su pelo medianamente crespo de color castaño claro, relucía como
nunca y que sus ojos color miel delataban el anhelo de su cumpleaños.
-
¡Wow, cuánto he crecido!
– exclamó emocionado.
Acto
seguido Miguel bajó las escaleras y caminó hacia el comedor que yacía junto a
la cocina, ahí estaba su madre admirada al ver a su hijo que cumplía la mayoría
de edad y se le venían los recuerdos a la mente, lo cual evidenciaba que aquel
niño indefenso se había convertido en todo un hombre. Saluda a su madre con un
beso en la mejilla y Mirta le devuelve un abrazo, diciéndole
-
¡Feliz cumpleaños mi hijo
hermoso, te deseo lo mejor y que Dios te llene de lindas bendiciones!-
Luego
de dichas palabras, lo invita a sentarse para servirle el desayuno, ella se
retira para llevar el agua caliente, pero vuelve con un paquete entre sus
manos, éste estaba envuelto en papel de regalo de color verde, su color
favorito.
-
¡Para qué te molestaste,
madre!- exclama Miguel, abriendo con entusiasmo el paquete.
Se
da cuenta que había un perfume con olor a madera dentro del regalo. Mirta sabía
qué tipo de perfumes les gustaba a su hijo y también a Miguel le gusta
coleccionar diversos tipos de fragancias. Agradecido le da un beso a su mamá,
la cual se levanta feliz ante la expresión del cumpleañero, le sirve el agua
caliente, éste le agradece mientras prepara su sándwich para empezar el día con
la energía necesaria.
La
madre aprovechó este instante para conversar con su hijo sobre sus proyectos:
-
¿Qué quieres en tu vida,
de aquí en adelante?- Pregunta la madre.
-
Quiero ser un fotógrafo
profesional, dedicado a la naturaleza, ya que la amo y detesto un poco la
urbanización- responde Miguel con seguridad.
A
medida que la conversación iba avanzando, Mirta iba asintiendo con la cabeza
con esa mirada de comprensión que siempre tiene conversando con su hijo,
mientras, Miguel con su carisma, respondía a todas las preguntas de su madre:
-
¿Has tenido algún
romance?, sé que eres joven y recuerdo que cuando yo tenía tu edad, también me
gustaba juntarme con chicos de la misma edad que yo.
-
La verdad no he tenido experiencias
amorosas hasta el momento- Responde Miguel un poco pensativo y dudoso.
-
Pero, ¿Has dado alguna
vez un beso o algo por el estilo?- Pregunta la madre.
-
En realidad nunca me había
puesto a pensar en ello, sin embargo no lo encuentro primordial en mi vida,
digo que uno puede ser feliz sin tener una mujer al lado. Y la verdad, nunca he
tenido nada con nadie, responde con ímpetu.
-
Eres guapo hijo, tal vez
tienes muchas pretendientes, podrías atreverte con una aventura, pues, te hace
conocer mejor el mundo- Aconseja Mirta.
Miguel
sonríe al escuchar a su madre y dice.
-
Gracias por esta
conversación provechosa y te agradezco por este suculento desayuno a tu lado y
también por el regalo.
Se
levantan de la mesa y como es de costumbre, él toma los objetos para ordenarlos
en la cocina.
-
No te preocupes, por hoy
lo haré yo- dice su madre.
Miguel
contento al eximirse de esa tarea, tomó la toalla y encendió el calefón para
bañarse.
-
¡Hoy dedícate a ti!-
Exclama la madre- y las obligaciones déjalas de lado también-
-
Bueno mami- Responde el
joven.
Miguel
sube a bañarse, pero antes se dirige a su habitación a buscar ropa interior
limpia y una ropa exterior que le favorezca para combatir el calor que ataca en
febrero, asimismo extrajo de su cómoda la afeitadora para cortar los tres
bellos que brotan de su cara y su crema exfoliante para relucir como nunca.
Al
entrar al baño se mira en el espejo, fijándose en cada detalle de su rostro tan
jovial, sin vacilar se echa jabón en su cara tapándolo completamente para
cortar los pelos que yacen en su barbilla, se enjuaga y aplica el exfoliante,
lo deja estar un momento, y luego se lo lava con agua caliente, resaltando la
mirada angelical que reflejan sus sentimientos de extrema felicidad.
Se
quita la ropa pausadamente y echa a correr el agua caliente, regulándola con el
agua fría para hacerla cálida, agradable y sobre todo relajante. Coloca el
tapón y junta el agua tibia para acostarse en la bañera y sentir las suaves
caricias de las olas que ahí se producen, es un buen baño para relajarse, se
aplica champú en sus pequeños rulos, dándose pequeños masajes capilares. Comienza
a jabonar su cuerpo, masajeando suavemente su pecho. El éxtasis del baño sumado
a la privacidad que tiene este acto, hace que Miguel se traslade a otra
dimensión, con sus dedos comienza a rozar su abdomen destacando sus músculos
abdominales y disfrutando cada momento del baño, comienza a pensar cuanto se ha
desarrollado tanto física como sicológicamente, acto seguido comienza a
fantasear en situaciones ficticias no apto para menores de edad. Miguel
disfruta de la dicha de su cumpleaños, sintiendo como su respiración se
intensifica con la fluidez del momento, dándose un regalito personal. Nota la
pronunciación de todos sus músculos admirando su cuerpo. Después de haber
terminado de jabonarse decide ponerse de pie para enjuagarse dándose una ducha
mientras el agua corre por su cabeza, empieza a pensar en lo feliz que está
siendo, en la conversación con su madre, lo replica en su mente, y le da una
vuelta a sus proyectos y situaciones amorosas. Cierra la llave, y Miguel se
seca y exclama.
-
¡Estoy viviendo la dicha
de mi cumpleaños, 18 años no se cumplen siempre!- con alegría.
Así
que toma la decisión de salir a disfrutar la naturaleza que tanto ama.
Baja
vestido se despide de su madre con un beso en la mejilla, de pronto suena su
celular, es Luis, el padre de Miguel. Al contestar el teléfono, el padre
exclama:
-
¡Feliz cumpleaños, hijo! ¡Pásalo
increíble y que tu día se torne muy especial! - Con un tono de felicidad en su
voz.
-
Gracias padre- Responde
Miguel con el entusiasmo enmarcado en sus gestos faciales. – Ahora voy saliendo
para disfrutar mi cumpleaños-
-
Genial, hijo. ¿Qué planes
tienes para hoy?
-
Quería ver si está el
“Joaco” en su casa y después armar un panorama para realizarlo juntos.
-
¡Disfruta tu día y
aprovéchalo al máximo, te quiero mucho hijo!
-
¡Gracias padre! Un abrazo
a la distancia y yo también te quiero.
-
Chao
-
Adiós
Luego
de la llamada le vuelve a dar un beso a su madre y se retira de la casa
cerrando la puerta con seguridad. Decide ir al parque Metropolitano,
específicamente al cerro San Cristóbal, caminando por la calle con la sonrisa
que le caracteriza, mientras va saludando a la gente que pasa a su alrededor,
con mucha cordialidad.
Llega
a la casa de Joaquín, su amigo de la infancia, para pedir su compañía para
visitar el cerro. Joaquín, vive a cuatros calles de la casa de Miguel, lo cual
hace rápido el traslado para visitarse mutuamente, éste sale con el pelo mojado
de su casa lo que evidencia que se ha bañado recién (lo que no es de costumbre)
y saluda a Miguel con un abrazo fraternal.
-
¡Feliz cumpleaños! -
exclama Joaquín, entregándole un chocolate envuelto en una cinta.
-
Muchas gracias- responde
con ímpetu el cumpleañero- ¿Acompáñame al cerro a pasar el rato?
-
¡Ya! me apunto- responde
su amigo.
Ambos
caminan para tomar la locomoción colectiva para dirigirse a su destino.
En
el camino Miguel le cuenta a Joaquín detalles del regalo y la conversación con
su madre junto con la llamada de su padre.
Al
llegar al cerro, el sol golpea fuerte sus respectivas espaldas, como es común
en febrero. Comienzan a subir la colina, hasta donde empieza el ascensor, de
repente, se escuchan risas agudas que provienen de dos muchachas altas de
cabellera clara, soltaban carcajadas producto de su propia conversación.
Joaquín entusiasmado toma la decisión de hablarles fugazmente, el cumpleañero
lo sigue con desgano, siguiendo los pasos de su eufórico amigo. Joaquín se
acerca, y ellas no les toman en cuenta, hasta que ven a Miguel, una de ellas
lanza una carcajada nerviosa y tímida.
Las
niñas acceden a charlar al ver la cara y el físico de Miguel, sin embargo,
Joaquín se pone a coquetear con una de ellas, mientras la otra no despegaba la
vista del enfiestado.
-
¿Cuáles son sus nombres, preciosas?
- Pregunta Joaquín.
-
Francisca – Responde con
la vista continua hacia Miguel, y con un tono de nerviosismo.
-
Johanna y gracias por lo preciosa,
¿Cuáles son sus nombres? - Pregunta Johanna.
-
Yo soy Joaquín y él es mi
mejor amigo Miguel. – Responde Joaquín con voz de seguridad – Que está de
cumpleaños- Susurrando.
-
¡Feliz cumpleaños! -
Exclaman juntas, yendo a abrazarlo.
-
Muchas gracias – Responde
Miguel sonriendo- ¿De dónde son?
-
Somos de Las Condes y
somos amigas de la infancia- Responde Johanna, porque su amiga está prestando
demasiada atención al cumpleañero- ¿Y ustedes?
-
Nosotros somos de
Estación Central- Responde Joaquín con timbre más grave que de costumbre-
¡Vamos al zoológico! - Invita.
Los
cuatro han tenido una efectiva simpatía, Miguel amante de la naturaleza iba
contento al dirigirse al Zoológico Metropolitano, el cual se encuentra en el
mismo cerro donde tuvieron el encuentro, pero iba decepcionado un poco al darse
cuenta que olvidó su cámara.
Habiendo
llegado al zoológico, las chicas pagaron sus entradas, pasando por el
torniquete, mientras tanto Joaquín paga la entrada de su amigo como gesto de
cumpleaños, entraron y fueron a recorrer el zoo. Mientras caminan por el cerro
espontáneamente se forman parejas, la que va más adelante son Johanna y
Joaquín, por lo tanto, los que vienen más atrás son Francisca y Miguel, éstos
últimos venían tomados de la mano por iniciativa de la chica, mientras tanto
miguel fascinado por el sonido de los animales.
-
Cuéntame de ti- dice
Miguel- ¿Qué edad tienes?
-
17 años- responde
Francisca.
-
¿Saliste de cuarto medio?
-
No, salgo este año, ¿y
tú?
-
Yo salí el año pasado.
-
¡En serio! - exclama con
sorpresa Francisca- ¿Qué te gustaría estudiar?
-
Tengo pensado fotografía,
puesto que amo la naturaleza y la inmortalización del alma y esencia de la
misma.
-
¡Wow, qué genial eres! -
Exclama con ahínco- Y lindo también, yo todavía no sé qué estudiar, pero mi
idea es algo que me llene, que me motive a trabajar día a día.
Llegan
al aviario, a Johanna le da miedo las aves, así que decide quedarse con Joaquín
afuera de éste, sin embargo, Miguel, amante de las aves, decide entrar con su
nueva amiga. Al entrar al aviario el sonido envolvente de los pájaros hace que
Miguel se estremezca, y esboce una sonrisa, mientras caminan por una especie de
puente, mientras las criaturas voladoras de diferentes tipos, tamaños, colores,
diversos timbres de sonido, vuelan alrededor de ellos haciendo un ambiente
propicio de relajo absoluto, y seguir conversando con paz, toman una pausa y se
miran frente a frente.
Francisca
comienza a suspirar. - ¡Qué tranquilo es este lugar!
-
¡Sí! Es muy relajante
sobre todo porque amo a las aves, es una lástima que olvidé mi cámara para
inmortalizar tanta belleza.
-
¿Te gusta la fotografía?,
pregunta Francisca.
-
Sí, es uno de mis mejores
pasatiempos.
-
A mi igual me encantan
las fotos.
Miguel
expuso su conocimiento de cámaras, mientras que Francisca dibujaba en su rostro
una expresión de confusión porque al parecer no comprende lo expuesto, en
cambio tenía una fascinación en observar el movimiento de los labios del
cumpleañero, de tal manera que enfocó la mente en ellos como si fuera lo más
importante del momento, sin prestar atención pertinente a la conversación,
después de un momento, Miguel pregunta.
-
¿Qué es lo que más te
gusta de este lugar?
-
Sí también encuentro
lindas las cámaras- Responde Francisca confusa con la pregunta repentina.
-
¡Ja! No me estabas
poniendo atención- Responde Miguel con simpatía ante la confusa Francisca.
-
Lo siento, me deje llevar
por el momento.
-
¿Qué momento? - pregunta con cara de extrañez.
Francisca
se acerca hacia él, le toma las manos, se pone cara a cara y responde.
-
El momento de admirar tu
belleza.
Se
acerca lentamente a su boca, haciendo que se unan sus labios al ritmo del canto
de cada ave del lugar, Miguel se siente nervioso en demasía, porque jamás ha
besado a nadie, así que él actúa por instinto, frunciendo sus labios para dejarse
llevar por la sintonía de ambas almas sublimes que recién se están conociendo.
Francisca
hace una pausa, y le pregunta - ¿Qué ha pasado, nunca has dado un beso?
Medio
avergonzado Miguel responde: - No, ¿por qué fue eso?
-
Considéralo un regalo de
cumpleaños y un premio por ser tan lindo.
-
Gracias, y perdón por no
saber besar, pero quizá con práctica mejoraré.
-
Primera regla, nunca le
pidas un beso a una mujer.
-
Lo siento mucho, no
quería faltarte el respeto- lamenta Miguel
-
No te preocupes, si igual
besas de una forma deliciosa
Se
toman de las manos y salen del aviario, Francisca con una sonrisa y Miguel con
cara de preocupación, medio nervioso, pero muy callado, pronunciando solo
monosílabos para dar respuesta a los comentarios que se hacían. Joaquín decide
dejar a su nueva amiga con Francisca, para poder conversar con el festejado porque
detectó que algo andaba mal con él.
-
¿Qué te pasa? - pregunta
Joaquín
-
Nada, estoy disfrutando
del paisaje- Responde cortantemente.
-
No, algo te pasa entraste
al aviario y el Miguel que conozco sale emocionado y con una sonrisa en la
cara, cuéntame que ha pasado en el aviario.
-
Te confiaré- dice en voz
baja- Nos pusimos a conversar adentro y ella me besó.
-
¡Qué genial!, pues
deberías estar contento, ella es guapa, y además es tu primer beso y en tu
lugar favorito, tal vez cumpliste tu fantasía, ¿no te parece bueno?
-
No la conozco lo
suficiente, me siento muy incómodo con la situación, además digo cosas que
después me arrepiento de haberlas pronunciado. Aparte no me atrae, no quiero hacerle
daño, ni a ella ni a nadie y lo sabes.
-
Pero “Migui” no seas tonto,
ella te debe haber besado porque te encontró un macho, no creo que exista un
cariño de por medio, compadre bienvenido a la realidad, así funciona nuestro
mundo, ¿entiendes?
-
Gracias, ojalá eso sea
así, pero bueno tengo que levantar el ánimo, es mi cumpleaños y lo estoy
pasando demasiado bien.
Al
terminar el recorrido del zoológico, los jóvenes se despiden de las damas
recién conocidas, Francisca le toma la mano por última vez a Miguel y le dice
en voz baja su número telefónico, Miguel lo agenda en su celular, y él también
se lo da.
-
Llámame si quieres que
nos sigamos viendo- Susurra Francisca- Y puedes llamarme “Fran”
Ella
le guiña el ojo y se va con Johanna.
Cae
la noche a velocidad crucero y los jóvenes amigos toman la decisión de
marcharse a sus casas, sin embargo, Joaquín quiere pasar a saludar a Mirta que
hace mucho que no la veía, así que opta por acompañar a su amigo a casa. De
pronto suena su teléfono.
-
¡Aló! ¡Sí!... ¡Sí!... ¡Bueno!,
¿Entonces cinco panes? - Hablando Joaquín por teléfono, éste mira la hora en él
“21:30”.
-
¿Quién era? - Pregunta
Miguel.
-
Mi mamá quiere que compre
cinco panes- Afirma- ¿Me acompañas?
-
Está bien.
Fueron
a comprar el encargo de la madre. Después de visitar varios lugares en la
búsqueda del pan, encontraron una panadería abierta con pan disponible, para
que ellos los compraran. Son las diez de la noche y es momento de regresar a
sus casas, Joaquín llama a su madre y le cuenta que consiguió comprar el
encargo, al momento de cortar, Miguel procede a abrir la puerta, estaba oscuro,
lo que produce que éste encienda la luz.
-
¡Sorpresa! - Un coro de
personan gritan con euforia.
-
¡Oh!, no me lo esperaba-
Exclama Miguel dándole una palmada en el hombro a su amigo - Gracias “bro”.
-
No lo organicé yo –
Contesta Joaquín – Lo organizó Susana.
Susana,
una excompañera de la educación media y una gran amiga que conoció durante ese
proceso, donde acumularon gratas experiencias en el desafío constante de
crecer, tanto como persona como cognitivamente.
-
¡Feliz cumpleaños! –
Exclama Susana dándole un abrazo a Miguel.
Después
de agradecer a su amiga, entra a su casa y procede a saludar a los invitados
conocidos por él, pero a pesar de que es su cumpleaños hay una persona que
nunca ha visto en su vida.
-
Él es David – Presenta
Susana – Mi mejor amigo, lo invité porque él hizo la torta.
-
Hola un gustazo de
conocerte – Dice, mientras lanza una mirada disimulada al cuerpo de Miguel.
-
Hola – Le responde Miguel
dándole un fuerte abrazo, dejado llevar por el éxtasis del momento – Yo soy
Miguel.
Se
apaga la luz y la música comienza a sonar. Miguel en primer lugar saca a bailar
a su amiga Susana y comienzan a hacerlo entre las parejas que yacen en una improvisada
pista de baile.
Entra
Mirta con un pastel de cumpleaños en sus manos, adornado con velas que reflejan
los dieciocho años cumplidos por Miguel, los cuales evidencian el fin de una
etapa, pero el comienzo de otra. La adultez temprana que, seguramente, estará
llena de sorpresas y emociones que marcarán la vida de Miguel, que penetrarán
la burbuja de su vida y le permitirá conocer el mundo exterior tal y como le
comentan sus amigos. La sonrisa que brilla por la luminosidad de las velas refleja
la felicidad de un niño que ha roto el capullo de la infancia y ahora estará
deseoso por querer volar y experimentar la dicha de ser un adulto, en este
momento está ansioso por empezar la nueva etapa y pide tres deseos antes de
apagar las velas, mientras sus amigos entonan la canción de cumpleaños. Miguel
sopla y todo el mundo aplaude. Después de apagar las velas le dan un pequeño
pastelazo lo cual genera, risas de alegrías que son evidente reflejo de
aprovechar bien el momento de festejo.
Mirta
comienza a repartir trozos de torta con la asistencia del festejado (después de
haberse limpiado la cara). Luego de haber comido la torta, la madre se retira
dejando a los jóvenes divirtiéndose junto a la música bailable.
David
se acerca a Miguel y comienzan a conversar.
-
Linda fiesta y muy rica
torta, ¿no crees? – Pregunta David.
-
Sí, estaba muy deliciosa
– Responde Miguel - ¿Es verdad que la has preparado tú?
-
Así es, la hice para
ayudar a Susana y al mismo tiempo la usé como excusa para entrar a tu fiesta –
Bromea David guiñando un ojo.
-
Miguel suelta una pequeña
carcajada nerviosa y pregunta – ¿Sabes repostería?
-
Sí, es una de las cosas
que más me apasionan y me mueven – Responde con una sonrisa dibujada – Y a ti
¿qué te gusta hacer?
-
Me gusta la fotografía –
Responde animado - en realidad me encanta esa pasión de poder paralizar
momentos importantes de la vida cotidiana y sobre todo la naturaleza, ya que
refleja el fiel resultado de la vida misma.
A
pesar de que Miguel y David no se conocían de antes, ambos se sentían cómodos y
muy entusiasmados en conocerse el uno al otro.
-
¿Qué edad tienes? –
Pregunta Miguel.
-
Veinte años – Responde
David – ¡Mira a Susana, está bailando con sus amigas! – Dice con voz nerviosa
para evadir el tema de su edad.
-
Sí – Responde riendo
Miguel – Que loca es ella, por eso me cae tan bien, ya que es una mujer muy
especial y además nunca sabes con qué sorpresa saldrá.
-
Como ellas bailan juntas,
podríamos hacerlo nosotros también. ¿Qué dices? – Pregunta nervioso David.
-
Mmm… no sé – Responde tímidamente
Miguel – La verdad es que me da un poco de miedo, digo un poco de vergüenza
porque uno nunca ha visto a los hombres bailando juntos o dos hombres danzando
unidos, la verdad no sé si es correcto hacerlo – Describe Miguel dudoso ante la
propuesta de David.
-
Pero hagamos algo,
apagamos la luz y nadie se dará cuenta – Propone David.
-
¿Y si alguien la enciende
y me sorprenden?
-
No lo harán te lo
aseguro. ¿Confías en mí?
-
No, la verdad no puedo
confiar en alguien que recién estoy conociendo.
David
no responde, se levanta del lado de Miguel, acercándose al interruptor de la
luz, acto seguido las luces de la pista se apagan, el grito de los invitados
nace al momento en que la luz se desaparece, la música comienza a contagiar de
alegría el lugar entre la oscuridad que enciende la noche. David vuelve a
acercarse al cumpleañero, dándole la mano, Miguel nervioso la estrecha ante el
acto de su nuevo amigo, y se levanta y se coloca junto a él, lentamente la
música comienza a despertar los sentidos de baile del festejado, haciendo que
se despoje de toda vergüenza y se deje llevar por el momento de su cumpleaños,
pero aún en él abunda el pequeño miedo de ser sorprendido bailando con un
hombre.
-
¡Viste que no era tan
complejo! – Exclama David.
-
¡Siento que estoy haciendo
algo incorrecto!
Miguel
siente muchas emociones y sentimientos, tales como culpa, alegría, angustia,
confusión, pero lo más importante y extraño es que se siente cómodo bailando
con David, inseguro, pero al fin y al cabo cómodo.
Aquella
comodidad incómoda, de pensar sobre el “qué dirán” los demás si tan solo lo
descubrieran bailando así, pero al final es su cumpleaños así que decide en
desconectarse de esos pensamientos bobos y disfrutar cada segundo de sus actos.
David
le toma las manos y comienzan a bailar entrelazados y cada vez más cerca.
-
¿Te está gustando? –
Pregunta David, susurrándole a Miguel.
-
¿Te confieso algo? –
Responde Miguel – La verdad sí – continuando la frase.
-
¿Tienes novia? – Le
pregunta David, con un tono más bajo.
-
No, la verdad no la tengo
– Responde con un poco de tristeza - ¿Por qué preguntas?
-
No, por nada, descuida –
Responde con voz más relajada, asomando una sonrisa.
David
y Miguel continúan danzando como si los segundos fueran eternos, David menea su
cuerpo al compás de la música y levanta sus brazos, marcados levemente con sus músculos,
por sobre el tenue brillo de su oscura cabellera lisa, su delgado cuerpo, que
nota un ejercitado torso, reluce el constante ejercicio que debe hacer, su
apretada polera denota que David se preocupa de cuidar su cuerpo, su tono claro
de piel se expone levemente con el haz de luz que entra por la ventana que está
sobre sus cabezas.
-
¿Te gustan los regalos? –
Le pregunta David con voz de picardía.
-
Sí, estaba muy rica la
torta – Responde Miguel.
-
¿Quieres otro? – Sonríe
David al hacer la pregunta.
-
¿Otro pastel? – Pregunta
Miguel ingenuamente.
-
Sí otra torta, pero esta
vez será mucho más dulce de lo que tú te imaginas – Responde David con un tono
de picardía – Lo tengo justo aquí, cierra tus ojos – Dice mientras suelta una
carcajada, luego de morderse el labio inferior, del nerviosismo que le empieza
a abundar – Confía, o acaso ¿No confías en mí?
-
Ya te dije que me es
difícil confiar en alguien que estoy recién conociendo, pero esta vez lo haré,
ya que me gustan los pasteles, las sorpresas y sobre todo si son dulces como
dices. – Responde Miguel ansioso.
Con
las luces apagadas y la música sonando, Miguel nervioso empieza a cerrar
lentamente sus pestañas, con un pequeño acto de desconfianza, no sabe qué hacer,
pues está muy temeroso. Lentamente comienza a sentir los latidos de su corazón
que pareciese ir al ritmo de la música y que empieza a latir más deprisa con el
nerviosismo que padecía, comienza a sentir una sensación distinta a la que antes había vivido, sus labios
estaban siendo invadidos por los de David, a Miguel se le pasaron muchos
pensamientos por la cabeza, no estaba seguro si estaba haciendo lo correcto, si
correrlo o no, apretarle las manos, soltárselas o simplemente abrazarlo, abrir
los ojos tal vez, dejarse llevar por el momento, solo estaba seguro de que
estaba allí y lo más extraño de todo es que le estaba gustando, el eterno
momento de una emoción de sensaciones nuevas. Para él la música se desaparece y
enmarca el regalo de su nuevo amigo David.
Agnadhi du Andhi.
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