sábado, 11 de julio de 2020

Fragmento 7. El cumpleaños de Miguel.

Despierta en su cama como es habitual, sabe que un gran día le espera, su cumpleaños número 18. Miguel es un joven relajado amante de la naturaleza, muy alegre y entregado a la sociedad.

 Se le dibuja una sonrisa en su cara mirando el techo de color amarillo, notando la división de las planchas del cielo, se sienta y respira el aire encerrado de su habitación, abre las cortinas verdes junto a la ventana; era un día soleado como normalmente se daban en febrero, se percató que en el árbol que estaba plantado afuera, había un nido de gorriones donde se escuchaba aquel piar de las aves bebés, emocionado por esto, saca su cámara que guarda en su cómoda rústica y decide tomar una foto a este hecho maravilloso. Maravillado con aquel espectáculo que la vida le regalaba, de pronto escucha la dulce voz de su madre llamándolo a tomar desayuno.

Miguel contento decide ponerse pantalones y pantuflas para bajar a desayunar, pasó al baño que estaba contiguo a su pieza y se mojó la cara, mirándose al espejo se dio cuenta que su pelo medianamente crespo de color castaño claro, relucía como nunca y que sus ojos color miel delataban el anhelo de su cumpleaños.

-         ¡Wow, cuánto he crecido! – exclamó emocionado.

Acto seguido Miguel bajó las escaleras y caminó hacia el comedor que yacía junto a la cocina, ahí estaba su madre admirada al ver a su hijo que cumplía la mayoría de edad y se le venían los recuerdos a la mente, lo cual evidenciaba que aquel niño indefenso se había convertido en todo un hombre. Saluda a su madre con un beso en la mejilla y Mirta le devuelve un abrazo, diciéndole

-         ¡Feliz cumpleaños mi hijo hermoso, te deseo lo mejor y que Dios te llene de lindas bendiciones!-

Luego de dichas palabras, lo invita a sentarse para servirle el desayuno, ella se retira para llevar el agua caliente, pero vuelve con un paquete entre sus manos, éste estaba envuelto en papel de regalo de color verde, su color favorito.

-         ¡Para qué te molestaste, madre!- exclama Miguel, abriendo con entusiasmo el paquete.

Se da cuenta que había un perfume con olor a madera dentro del regalo. Mirta sabía qué tipo de perfumes les gustaba a su hijo y también a Miguel le gusta coleccionar diversos tipos de fragancias. Agradecido le da un beso a su mamá, la cual se levanta feliz ante la expresión del cumpleañero, le sirve el agua caliente, éste le agradece mientras prepara su sándwich para empezar el día con la energía necesaria.

La madre aprovechó este instante para conversar con su hijo sobre sus proyectos:

-         ¿Qué quieres en tu vida, de aquí en adelante?- Pregunta la madre.

-         Quiero ser un fotógrafo profesional, dedicado a la naturaleza, ya que la amo y detesto un poco la urbanización- responde Miguel con seguridad.

A medida que la conversación iba avanzando, Mirta iba asintiendo con la cabeza con esa mirada de comprensión que siempre tiene conversando con su hijo, mientras, Miguel con su carisma, respondía a todas las preguntas de su madre:

-         ¿Has tenido algún romance?, sé que eres joven y recuerdo que cuando yo tenía tu edad, también me gustaba juntarme con chicos de la misma edad que yo.

-         La verdad no he tenido experiencias amorosas hasta el momento- Responde Miguel un poco pensativo y dudoso.

-         Pero, ¿Has dado alguna vez un beso o algo por el estilo?- Pregunta la madre.

-         En realidad nunca me había puesto a pensar en ello, sin embargo no lo encuentro primordial en mi vida, digo que uno puede ser feliz sin tener una mujer al lado. Y la verdad, nunca he tenido nada con nadie, responde con ímpetu.

-         Eres guapo hijo, tal vez tienes muchas pretendientes, podrías atreverte con una aventura, pues, te hace conocer mejor el mundo- Aconseja Mirta.

 

Miguel sonríe al escuchar a su madre y dice.

-         Gracias por esta conversación provechosa y te agradezco por este suculento desayuno a tu lado y también por el regalo.

Se levantan de la mesa y como es de costumbre, él toma los objetos para ordenarlos en la cocina.

-         No te preocupes, por hoy lo haré yo- dice su madre.

Miguel contento al eximirse de esa tarea, tomó la toalla y encendió el calefón para bañarse.

-         ¡Hoy dedícate a ti!- Exclama la madre- y las obligaciones déjalas de lado también-

-         Bueno mami- Responde el joven.

Miguel sube a bañarse, pero antes se dirige a su habitación a buscar ropa interior limpia y una ropa exterior que le favorezca para combatir el calor que ataca en febrero, asimismo extrajo de su cómoda la afeitadora para cortar los tres bellos que brotan de su cara y su crema exfoliante para relucir como nunca.

Al entrar al baño se mira en el espejo, fijándose en cada detalle de su rostro tan jovial, sin vacilar se echa jabón en su cara tapándolo completamente para cortar los pelos que yacen en su barbilla, se enjuaga y aplica el exfoliante, lo deja estar un momento, y luego se lo lava con agua caliente, resaltando la mirada angelical que reflejan sus sentimientos de extrema felicidad.

Se quita la ropa pausadamente y echa a correr el agua caliente, regulándola con el agua fría para hacerla cálida, agradable y sobre todo relajante. Coloca el tapón y junta el agua tibia para acostarse en la bañera y sentir las suaves caricias de las olas que ahí se producen, es un buen baño para relajarse, se aplica champú en sus pequeños rulos, dándose pequeños masajes capilares. Comienza a jabonar su cuerpo, masajeando suavemente su pecho. El éxtasis del baño sumado a la privacidad que tiene este acto, hace que Miguel se traslade a otra dimensión, con sus dedos comienza a rozar su abdomen destacando sus músculos abdominales y disfrutando cada momento del baño, comienza a pensar cuanto se ha desarrollado tanto física como sicológicamente, acto seguido comienza a fantasear en situaciones ficticias no apto para menores de edad. Miguel disfruta de la dicha de su cumpleaños, sintiendo como su respiración se intensifica con la fluidez del momento,  dándose un regalito personal. Nota la pronunciación de todos sus músculos admirando su cuerpo. Después de haber terminado de jabonarse decide ponerse de pie para enjuagarse dándose una ducha mientras el agua corre por su cabeza, empieza a pensar en lo feliz que está siendo, en la conversación con su madre, lo replica en su mente, y le da una vuelta a sus proyectos y situaciones amorosas. Cierra la llave, y Miguel se seca y exclama.

-         ¡Estoy viviendo la dicha de mi cumpleaños, 18 años no se cumplen siempre!- con alegría.

Así que toma la decisión de salir a disfrutar la naturaleza que tanto ama.

Baja vestido se despide de su madre con un beso en la mejilla, de pronto suena su celular, es Luis, el padre de Miguel. Al contestar el teléfono, el padre exclama:

-         ¡Feliz cumpleaños, hijo! ¡Pásalo increíble y que tu día se torne muy especial! - Con un tono de felicidad en su voz.

-         Gracias padre- Responde Miguel con el entusiasmo enmarcado en sus gestos faciales. – Ahora voy saliendo para disfrutar mi cumpleaños-

-         Genial, hijo. ¿Qué planes tienes para hoy?

-         Quería ver si está el “Joaco” en su casa y después armar un panorama para realizarlo juntos.

-         ¡Disfruta tu día y aprovéchalo al máximo, te quiero mucho hijo!

-         ¡Gracias padre! Un abrazo a la distancia y yo también te quiero.

-         Chao

-         Adiós

Luego de la llamada le vuelve a dar un beso a su madre y se retira de la casa cerrando la puerta con seguridad. Decide ir al parque Metropolitano, específicamente al cerro San Cristóbal, caminando por la calle con la sonrisa que le caracteriza, mientras va saludando a la gente que pasa a su alrededor, con mucha cordialidad.

Llega a la casa de Joaquín, su amigo de la infancia, para pedir su compañía para visitar el cerro. Joaquín, vive a cuatros calles de la casa de Miguel, lo cual hace rápido el traslado para visitarse mutuamente, éste sale con el pelo mojado de su casa lo que evidencia que se ha bañado recién (lo que no es de costumbre) y saluda a Miguel con un abrazo fraternal.

-         ¡Feliz cumpleaños! - exclama Joaquín, entregándole un chocolate envuelto en una cinta.

-         Muchas gracias- responde con ímpetu el cumpleañero- ¿Acompáñame al cerro a pasar el rato?

-         ¡Ya! me apunto- responde su amigo.

Ambos caminan para tomar la locomoción colectiva para dirigirse a su destino.

En el camino Miguel le cuenta a Joaquín detalles del regalo y la conversación con su madre junto con la llamada de su padre.

Al llegar al cerro, el sol golpea fuerte sus respectivas espaldas, como es común en febrero. Comienzan a subir la colina, hasta donde empieza el ascensor, de repente, se escuchan risas agudas que provienen de dos muchachas altas de cabellera clara, soltaban carcajadas producto de su propia conversación. Joaquín entusiasmado toma la decisión de hablarles fugazmente, el cumpleañero lo sigue con desgano, siguiendo los pasos de su eufórico amigo. Joaquín se acerca, y ellas no les toman en cuenta, hasta que ven a Miguel, una de ellas lanza una carcajada nerviosa y tímida.

Las niñas acceden a charlar al ver la cara y el físico de Miguel, sin embargo, Joaquín se pone a coquetear con una de ellas, mientras la otra no despegaba la vista del enfiestado.

-         ¿Cuáles son sus nombres, preciosas? - Pregunta Joaquín.

-         Francisca – Responde con la vista continua hacia Miguel, y con un tono de nerviosismo.

-         Johanna y gracias por lo preciosa, ¿Cuáles son sus nombres? - Pregunta Johanna.

-         Yo soy Joaquín y él es mi mejor amigo Miguel. – Responde Joaquín con voz de seguridad – Que está de cumpleaños- Susurrando.

-         ¡Feliz cumpleaños! - Exclaman juntas, yendo a abrazarlo.

-         Muchas gracias – Responde Miguel sonriendo- ¿De dónde son?

-         Somos de Las Condes y somos amigas de la infancia- Responde Johanna, porque su amiga está prestando demasiada atención al cumpleañero- ¿Y ustedes?

-         Nosotros somos de Estación Central- Responde Joaquín con timbre más grave que de costumbre- ¡Vamos al zoológico! - Invita.

Los cuatro han tenido una efectiva simpatía, Miguel amante de la naturaleza iba contento al dirigirse al Zoológico Metropolitano, el cual se encuentra en el mismo cerro donde tuvieron el encuentro, pero iba decepcionado un poco al darse cuenta que olvidó su cámara.

Habiendo llegado al zoológico, las chicas pagaron sus entradas, pasando por el torniquete, mientras tanto Joaquín paga la entrada de su amigo como gesto de cumpleaños, entraron y fueron a recorrer el zoo. Mientras caminan por el cerro espontáneamente se forman parejas, la que va más adelante son Johanna y Joaquín, por lo tanto, los que vienen más atrás son Francisca y Miguel, éstos últimos venían tomados de la mano por iniciativa de la chica, mientras tanto miguel fascinado por el sonido de los animales.

-         Cuéntame de ti- dice Miguel- ¿Qué edad tienes?

-         17 años- responde Francisca.

-         ¿Saliste de cuarto medio?

-         No, salgo este año, ¿y tú?

-         Yo salí el año pasado.

-         ¡En serio! - exclama con sorpresa Francisca- ¿Qué te gustaría estudiar?

-         Tengo pensado fotografía, puesto que amo la naturaleza y la inmortalización del alma y esencia de la misma.

-         ¡Wow, qué genial eres! - Exclama con ahínco- Y lindo también, yo todavía no sé qué estudiar, pero mi idea es algo que me llene, que me motive a trabajar día a día.

Llegan al aviario, a Johanna le da miedo las aves, así que decide quedarse con Joaquín afuera de éste, sin embargo, Miguel, amante de las aves, decide entrar con su nueva amiga. Al entrar al aviario el sonido envolvente de los pájaros hace que Miguel se estremezca, y esboce una sonrisa, mientras caminan por una especie de puente, mientras las criaturas voladoras de diferentes tipos, tamaños, colores, diversos timbres de sonido, vuelan alrededor de ellos haciendo un ambiente propicio de relajo absoluto, y seguir conversando con paz, toman una pausa y se miran frente a frente.

Francisca comienza a suspirar. - ¡Qué tranquilo es este lugar!

-         ¡Sí! Es muy relajante sobre todo porque amo a las aves, es una lástima que olvidé mi cámara para inmortalizar tanta belleza.

-         ¿Te gusta la fotografía?, pregunta Francisca.

-         Sí, es uno de mis mejores pasatiempos.

-         A mi igual me encantan las fotos.

Miguel expuso su conocimiento de cámaras, mientras que Francisca dibujaba en su rostro una expresión de confusión porque al parecer no comprende lo expuesto, en cambio tenía una fascinación en observar el movimiento de los labios del cumpleañero, de tal manera que enfocó la mente en ellos como si fuera lo más importante del momento, sin prestar atención pertinente a la conversación, después de un momento, Miguel pregunta.

-         ¿Qué es lo que más te gusta de este lugar?

-         Sí también encuentro lindas las cámaras- Responde Francisca confusa con la pregunta repentina.

-         ¡Ja! No me estabas poniendo atención- Responde Miguel con simpatía ante la confusa Francisca.

-         Lo siento, me deje llevar por el momento.

-         ¿Qué momento? -  pregunta con cara de extrañez.

Francisca se acerca hacia él, le toma las manos, se pone cara a cara y responde.

-         El momento de admirar tu belleza.

Se acerca lentamente a su boca, haciendo que se unan sus labios al ritmo del canto de cada ave del lugar, Miguel se siente nervioso en demasía, porque jamás ha besado a nadie, así que él actúa por instinto, frunciendo sus labios para dejarse llevar por la sintonía de ambas almas sublimes que recién se están conociendo.

Francisca hace una pausa, y le pregunta - ¿Qué ha pasado, nunca has dado un beso?

Medio avergonzado Miguel responde: - No, ¿por qué fue eso?

-         Considéralo un regalo de cumpleaños y un premio por ser tan lindo.

-         Gracias, y perdón por no saber besar, pero quizá con práctica mejoraré.

-         Primera regla, nunca le pidas un beso a una mujer.

-         Lo siento mucho, no quería faltarte el respeto- lamenta Miguel

-         No te preocupes, si igual besas de una forma deliciosa

Se toman de las manos y salen del aviario, Francisca con una sonrisa y Miguel con cara de preocupación, medio nervioso, pero muy callado, pronunciando solo monosílabos para dar respuesta a los comentarios que se hacían. Joaquín decide dejar a su nueva amiga con Francisca, para poder conversar con el festejado porque detectó que algo andaba mal con él.

-         ¿Qué te pasa? - pregunta Joaquín

-         Nada, estoy disfrutando del paisaje- Responde cortantemente.

-         No, algo te pasa entraste al aviario y el Miguel que conozco sale emocionado y con una sonrisa en la cara, cuéntame que ha pasado en el aviario.

-         Te confiaré- dice en voz baja- Nos pusimos a conversar adentro y ella me besó.

-         ¡Qué genial!, pues deberías estar contento, ella es guapa, y además es tu primer beso y en tu lugar favorito, tal vez cumpliste tu fantasía, ¿no te parece bueno?

-         No la conozco lo suficiente, me siento muy incómodo con la situación, además digo cosas que después me arrepiento de haberlas pronunciado. Aparte no me atrae, no quiero hacerle daño, ni a ella ni a nadie y lo sabes.

-         Pero “Migui” no seas tonto, ella te debe haber besado porque te encontró un macho, no creo que exista un cariño de por medio, compadre bienvenido a la realidad, así funciona nuestro mundo, ¿entiendes?

-         Gracias, ojalá eso sea así, pero bueno tengo que levantar el ánimo, es mi cumpleaños y lo estoy pasando demasiado bien.

Al terminar el recorrido del zoológico, los jóvenes se despiden de las damas recién conocidas, Francisca le toma la mano por última vez a Miguel y le dice en voz baja su número telefónico, Miguel lo agenda en su celular, y él también se lo da.

-         Llámame si quieres que nos sigamos viendo- Susurra Francisca- Y puedes llamarme “Fran”

Ella le guiña el ojo y se va con Johanna.

Cae la noche a velocidad crucero y los jóvenes amigos toman la decisión de marcharse a sus casas, sin embargo, Joaquín quiere pasar a saludar a Mirta que hace mucho que no la veía, así que opta por acompañar a su amigo a casa. De pronto suena su teléfono.

-         ¡Aló! ¡Sí!... ¡Sí!... ¡Bueno!, ¿Entonces cinco panes? - Hablando Joaquín por teléfono, éste mira la hora en él “21:30”.

-         ¿Quién era? - Pregunta Miguel.

-         Mi mamá quiere que compre cinco panes- Afirma- ¿Me acompañas?

-         Está bien.

Fueron a comprar el encargo de la madre. Después de visitar varios lugares en la búsqueda del pan, encontraron una panadería abierta con pan disponible, para que ellos los compraran. Son las diez de la noche y es momento de regresar a sus casas, Joaquín llama a su madre y le cuenta que consiguió comprar el encargo, al momento de cortar, Miguel procede a abrir la puerta, estaba oscuro, lo que produce que éste encienda la luz.

-         ¡Sorpresa! - Un coro de personan gritan con euforia.

-         ¡Oh!, no me lo esperaba- Exclama Miguel dándole una palmada en el hombro a su amigo - Gracias “bro”.

-         No lo organicé yo – Contesta Joaquín – Lo organizó Susana.

Susana, una excompañera de la educación media y una gran amiga que conoció durante ese proceso, donde acumularon gratas experiencias en el desafío constante de crecer, tanto como persona como cognitivamente.

-         ¡Feliz cumpleaños! – Exclama Susana dándole un abrazo a Miguel.

Después de agradecer a su amiga, entra a su casa y procede a saludar a los invitados conocidos por él, pero a pesar de que es su cumpleaños hay una persona que nunca ha visto en su vida.

-         Él es David – Presenta Susana – Mi mejor amigo, lo invité porque él hizo la torta.

-         Hola un gustazo de conocerte – Dice, mientras lanza una mirada disimulada al cuerpo de Miguel.

-         Hola – Le responde Miguel dándole un fuerte abrazo, dejado llevar por el éxtasis del momento – Yo soy Miguel.

Se apaga la luz y la música comienza a sonar. Miguel en primer lugar saca a bailar a su amiga Susana y comienzan a hacerlo entre las parejas que yacen en una improvisada pista de baile.

Entra Mirta con un pastel de cumpleaños en sus manos, adornado con velas que reflejan los dieciocho años cumplidos por Miguel, los cuales evidencian el fin de una etapa, pero el comienzo de otra. La adultez temprana que, seguramente, estará llena de sorpresas y emociones que marcarán la vida de Miguel, que penetrarán la burbuja de su vida y le permitirá conocer el mundo exterior tal y como le comentan sus amigos. La sonrisa que brilla por la luminosidad de las velas refleja la felicidad de un niño que ha roto el capullo de la infancia y ahora estará deseoso por querer volar y experimentar la dicha de ser un adulto, en este momento está ansioso por empezar la nueva etapa y pide tres deseos antes de apagar las velas, mientras sus amigos entonan la canción de cumpleaños. Miguel sopla y todo el mundo aplaude. Después de apagar las velas le dan un pequeño pastelazo lo cual genera, risas de alegrías que son evidente reflejo de aprovechar bien el momento de festejo.

Mirta comienza a repartir trozos de torta con la asistencia del festejado (después de haberse limpiado la cara). Luego de haber comido la torta, la madre se retira dejando a los jóvenes divirtiéndose junto a la música bailable.

David se acerca a Miguel y comienzan a conversar.

-         Linda fiesta y muy rica torta, ¿no crees? – Pregunta David.

-         Sí, estaba muy deliciosa – Responde Miguel - ¿Es verdad que la has preparado tú?

-         Así es, la hice para ayudar a Susana y al mismo tiempo la usé como excusa para entrar a tu fiesta – Bromea David guiñando un ojo.

-         Miguel suelta una pequeña carcajada nerviosa y pregunta – ¿Sabes repostería?

-         Sí, es una de las cosas que más me apasionan y me mueven – Responde con una sonrisa dibujada – Y a ti ¿qué te gusta hacer?

-         Me gusta la fotografía – Responde animado - en realidad me encanta esa pasión de poder paralizar momentos importantes de la vida cotidiana y sobre todo la naturaleza, ya que refleja el fiel resultado de la vida misma.

A pesar de que Miguel y David no se conocían de antes, ambos se sentían cómodos y muy entusiasmados en conocerse el uno al otro.

-         ¿Qué edad tienes? – Pregunta Miguel.

-         Veinte años – Responde David – ¡Mira a Susana, está bailando con sus amigas! – Dice con voz nerviosa para evadir el tema de su edad.

-         Sí – Responde riendo Miguel – Que loca es ella, por eso me cae tan bien, ya que es una mujer muy especial y además nunca sabes con qué sorpresa saldrá.

-         Como ellas bailan juntas, podríamos hacerlo nosotros también. ¿Qué dices? – Pregunta nervioso David.

-         Mmm… no sé – Responde tímidamente Miguel – La verdad es que me da un poco de miedo, digo un poco de vergüenza porque uno nunca ha visto a los hombres bailando juntos o dos hombres danzando unidos, la verdad no sé si es correcto hacerlo – Describe Miguel dudoso ante la propuesta de David.

-         Pero hagamos algo, apagamos la luz y nadie se dará cuenta – Propone David.

-         ¿Y si alguien la enciende y me sorprenden?

-         No lo harán te lo aseguro. ¿Confías en mí?

-         No, la verdad no puedo confiar en alguien que recién estoy conociendo.


 

David no responde, se levanta del lado de Miguel, acercándose al interruptor de la luz, acto seguido las luces de la pista se apagan, el grito de los invitados nace al momento en que la luz se desaparece, la música comienza a contagiar de alegría el lugar entre la oscuridad que enciende la noche. David vuelve a acercarse al cumpleañero, dándole la mano, Miguel nervioso la estrecha ante el acto de su nuevo amigo, y se levanta y se coloca junto a él, lentamente la música comienza a despertar los sentidos de baile del festejado, haciendo que se despoje de toda vergüenza y se deje llevar por el momento de su cumpleaños, pero aún en él abunda el pequeño miedo de ser sorprendido bailando con un hombre.

-         ¡Viste que no era tan complejo! – Exclama David.

-         ¡Siento que estoy haciendo algo incorrecto!

Miguel siente muchas emociones y sentimientos, tales como culpa, alegría, angustia, confusión, pero lo más importante y extraño es que se siente cómodo bailando con David, inseguro, pero al fin y al cabo cómodo.

Aquella comodidad incómoda, de pensar sobre el “qué dirán” los demás si tan solo lo descubrieran bailando así, pero al final es su cumpleaños así que decide en desconectarse de esos pensamientos bobos y disfrutar cada segundo de sus actos.

David le toma las manos y comienzan a bailar entrelazados y cada vez más cerca.

-         ¿Te está gustando? – Pregunta David, susurrándole a Miguel.

-         ¿Te confieso algo? – Responde Miguel – La verdad sí – continuando la frase.

-         ¿Tienes novia? – Le pregunta David, con un tono más bajo.

-         No, la verdad no la tengo – Responde con un poco de tristeza - ¿Por qué preguntas?

-         No, por nada, descuida – Responde con voz más relajada, asomando una sonrisa.

David y Miguel continúan danzando como si los segundos fueran eternos, David menea su cuerpo al compás de la música y levanta sus brazos, marcados levemente con sus músculos, por sobre el tenue brillo de su oscura cabellera lisa, su delgado cuerpo, que nota un ejercitado torso, reluce el constante ejercicio que debe hacer, su apretada polera denota que David se preocupa de cuidar su cuerpo, su tono claro de piel se expone levemente con el haz de luz que entra por la ventana que está sobre sus cabezas.

-         ¿Te gustan los regalos? – Le pregunta David con voz de picardía.

-         Sí, estaba muy rica la torta – Responde Miguel.

-         ¿Quieres otro? – Sonríe David al hacer la pregunta.

-         ¿Otro pastel? – Pregunta Miguel ingenuamente.

-         Sí otra torta, pero esta vez será mucho más dulce de lo que tú te imaginas – Responde David con un tono de picardía – Lo tengo justo aquí, cierra tus ojos – Dice mientras suelta una carcajada, luego de morderse el labio inferior, del nerviosismo que le empieza a abundar – Confía, o acaso ¿No confías en mí?

-         Ya te dije que me es difícil confiar en alguien que estoy recién conociendo, pero esta vez lo haré, ya que me gustan los pasteles, las sorpresas y sobre todo si son dulces como dices. – Responde Miguel ansioso.

Con las luces apagadas y la música sonando, Miguel nervioso empieza a cerrar lentamente sus pestañas, con un pequeño acto de desconfianza, no sabe qué hacer, pues está muy temeroso. Lentamente comienza a sentir los latidos de su corazón que pareciese ir al ritmo de la música y que empieza a latir más deprisa con el nerviosismo que padecía, comienza a sentir una sensación distinta  a la que antes había vivido, sus labios estaban siendo invadidos por los de David, a Miguel se le pasaron muchos pensamientos por la cabeza, no estaba seguro si estaba haciendo lo correcto, si correrlo o no, apretarle las manos, soltárselas o simplemente abrazarlo, abrir los ojos tal vez, dejarse llevar por el momento, solo estaba seguro de que estaba allí y lo más extraño de todo es que le estaba gustando, el eterno momento de una emoción de sensaciones nuevas. Para él la música se desaparece y enmarca el regalo de su nuevo amigo David.

Agnadhi du Andhi.


viernes, 31 de enero de 2020

No hay un único modo de escribir.

En este mundo hay idiomas, lenguajes, dialectos diferentes, los cuales se aceptan culturalmente y se entienden dependiendo de los contextos de cada momento de la vida diaria. Sin embargo, la comunicación se manifiesta a través de diferentes medios: escritos, orales, no verbales, miradas, sonrisas, sueños, etc.

A pesar de esa diversidad de modos, culturas, estrategias. Existe la razón de ser del lenguaje, y eso es la referencia y la justificación que yace al momento de abrir la boca, o de sentir y expresarlo. He escuchado demasiadas veces que las palabras se las lleva el viento. Para mí siempre la palabra oral, son un momento temporal, la existencia del presente. Es la evidencia que el tiempo existe y que el dicho presente se encuentra cada vez que modulamos una frase. La huella del pasado que nos deja, el sentimiento que transgrede las oraciones completas, la inmensa cantidad de matices que solo quedan en el recuerdo, solo el polvo de cada fonema queda en nuestro inconsciente cada día.

La fiel proyección de tu esencia permite entregar lo que sabes, lo que exprimes de ti y lo que quieres entregar. No hay palabra sin sentido, solo personas que confundidas que aun no lo encuentra.

La magia de plasmar el perfume de cada uno, en todos nuestro alrededor es otra forma de escribir. A partir de quienes somos, escribimos en el cerebro de otra persona, para así generar un concepto, un campo semántico que cada individuo carga de manera parcelada.

No solo existe el lápiz y papel para escribir, nuestros actos, deseos y pensamientos, también pueden escribir historia. Una novela al estilo Benedetti que se expresa a partir de los ojos de los sentimientos.

El goce de escribir. Disfrutar dejar huellas en las personas. Solo me pregunto ¿Cuándo pondré fin a mi escritura?

Agnadhi du Anghi