martes, 26 de septiembre de 2023

Fragmento 14: Manos Frías

Otra día más de trabajo para David, enfocado en sus objetivos y desafíos que le espera en su labor, llega a su oficina de siempre, su secretario le saluda con ánimo. Devolviendo el saludo, le pregunta si había algo importante para hoy, alguna reunión, algún almuerzo importante que aporte al progreso de sus proyecto, o bien algo para poder hacer lobby y mantener las relaciones interpersonales. Luego de la pregunta, el secretario revisa la agenda y no había nadie agendado y ningún panorama. David sonríe y le deja el encargo al secretario que cualquiero eventualidad le avise. Entrando en su oficina, siente el aroma fresco del líquido limpiapiso del personal del aseo. Cuelga la chaqueta en su perchero personal, el que siempre guarda una teñida formal, en caso de alguna visita o reunión de emergencia relevante. Se sienta en su silla de escritorio, mira por la ventana y admira la gris ciudad, los altos rascacielos, el día recien amaneciendo, la luz tenue del cielo, le da un toque de paz a la urbe. Saca su laptop del bolso, lo abre, le aprieta el botón de encendido, mientras siente que es un día relevante, no obstante, no tiene ninguna certeza, del porqué se siente así, de pronto, mira la pantalla de su laptop, y estaba solicitando la contraseña: David442♡. 

Ya se había olvidado de dónde habia sacado el 442, sin embargo su memoria muscular de sus dedos lo digitaban de manera automática, sin dar mayor importancia. De la nada, golpean la pueta de la oficina. David le hace un ademán para hacerlo pasar a su lugar de trabajo, su secretario le llevaba un café filtrado, con un formato americano sin azúcar. El secretario sonríe y le menciona que, lo quería sorprender para que empezara un excelente día. David le agradece con una sonrisa, acto seguido, el secretario camina hacia la puerta dejando una estela de un dulce aroma, que a David le sienta familiar, que además de las tonalidades chocolatosas del café del secretario, sumado a ese perfume dulce, le despierta una ternura única, sin relacionarla inmediatamente a un recuerdo asertivo, solo que la combinación de olores, lo hizo viajar por un instante a un recuerdo borroso, pero de sentimientos reales, como casi a un lugar seguro. Esa sensación de que viajas a tu espacio, tu lugar, tu paz, en fin, cuando estas en tu hogar. David medita un poco, mientras se le enfría su café, pensando que su casa no huele así, que no tenía olor característico, solo pequeñas partículas volátiles de sus propios perfumes. 

David toma un sorbo de su café, tenia un sabor corpulento, con tonalidades de ciruela y pequeños matices de chocolate, lo que hacía que la experiencia del primer encuentro fuese único, al parecer era algún tipo de ensamble especial, pero se sintió nuevamente en casa. David, de curioso, sale de su oficina, buscando respuestas, el secretario lo vuelve a recibir con una sonrisa. David sospecha que algo está tramando su secretario, luego se da cuenta que está exagerando la situación. Reinicia la idea, y le pregunta qué café era el que le llevó que está muy sabroso, y ahí le explica que es un ensamble del tipo arábico tostado con 5 granitos, con toques de chocolate y ciruela, además, añade que si le interesa tambien estaba la opción "Decaf". Esa terminología la había escuchado en alguna otra parte, pero aún no lograba decifrar lo que sentía en esos momentos. David sigue muy curioso, y le pregunta al secretario si había cambiado de perfume, lo que él sonríe y responde que, su pareja le había obsequiado el nuevo perfume llamado: Easter Z. David le menciona que es muy rico el aroma, que a algo le recuerda pero no sabe con exactitud lo que es, sin embargo le agrada su dulce aroma con un olor pachulí marcado. El secretario sonrie con la palabra pachulí, pues, no la había escuchado nunca, entonces pregunta, ¿a qué huele el pachulí?

David comienza a reir, y le contesta que su perfume tiene su olor. Ambos se ríen, a pesar que David seguía con esa ansiedad que la combinación de momentos estaba generando. Aún confundido, decide ir al baño a mojarse la cara, para poder concentrarse en sus quehaceres, que, como en pocas ocasiones, era escaso. Mirándose al espejo, intentando enteder qué lo que estaba pasando, el olor del perfume, la conversación del pachulí, el olor del café, la expresión de su secretario, todo le despertabas sensaciones magníficas, pero la ansiedad de no recordarlas, empezaba a consumir a David y la frustración de no asociarla a algún momento preciso que le trajo la felicidad descrita anteriormente, lo hacía sentir aún peor.

Saliendo del baño, al pasar por el mesón del secretario, le dice que llegó alguien preguntando por él, así que lo hizo pasar a su oficina. David se extrañó, pues no esperaba a nadie, sin embargo, le hace un gesto con la cara y gesticula la frase: ¿quién será?, el secretario confundido, le dice: si no sabe usted, no creo que sepa yo y le ofrece una sonrisa. David va a su oficina con mucha curiosidad, al abrir la puerta ve una silueta a contraluz de la ventana, sentado en su sillón de invitados, una cabeza con pelo corto, y contextura delgada, David no lo reconoce de inmediato. El perfume Easter Z recorre los rincones de su oficina, David confundido, pensando en que la estela de aroma de su secretario todavía estaba en su oficina, sin embargo, lo pensó mejor e identificó que la fuente era la de su visita misteriosa. 

David saluda a su visita, un hombre, más joven que él, se levanta, con el pelo semicano, unas ligeras arrugas en su rostro, las que no se comparaban con las de su frene que eran más pronunciadas, labios carnosos y mirada penetrante, orejas salidas de su craneo, cabello corto y contextura delgada. El hombre misterioso, lo saluda de una manera inusualmente nervioso y le comenta que tiene un excelente olor a café, que tiene un aroma chocolatoso como a él le gusta. David extrañado por el comentario del extraño, decide presentarse: mucho gusto, soy David, en que puedo ayudarle. El extraño sonríe y le comenta, ¡hay Dave! ¿No te acuerdas de mí?, soy el Basti. La pronunciación del nombre, la combinación del perfume, el café, la descripción, hasta la razón de su contraseña, la voz envejecida de Bastián, lo hizo recordar de su gran amor del pasado. 

David recordó el triste episodio que le dio una pausa a la relación, aquella conversación dolorosa de término, uno de puertas abiertas, una lejanía por salud mental, pues a veces, para ganar tranquilidad hay que hacer sacrificios, aunque estar tranquilo no es sinónimo de felicidad.

David, nervioso pregunta: ¿qué haces aquí?, conteniénose el temblor de sus manos y su acelerado corazón por la ansiedad de los recuerdos. Bastián le responde, que vino a verle, averiguó donde trabaja e hizo un pequeño complot con su secretario para generar ambiente. David, recordó lo dificil que era comunicarse para su amor del pasado, pero sus ojos siempre delataron lo que sentía. En ese momento, los ojos de Bastián reflejaban inseguridad, nerviosismo y admiración. La última característica analizada por David, lo hizo pensar en que era momento de romper el hielo, diciendo que a él también le daba una alegría extraña volver a verlo, después de tantos años de aventuras juntos y de tantas historias por separado. Que, quizá el tiempo que pasó entre ambos lo hacía un poco incómodo, ambos estaban en la misma sintonía, de aquellos que conectaron una vez, al parecer algo de sinergia quedaba, anclada a momentos efímeros que solo se instalaban en la memoria de cada uno. David mira la hora, e invita a un café a su invitado sorpresa.

La conversación empezó a fluir, como si fuesen una sola persona, paulatinamente, se comenzaron a remimetizar como en los viejos tiempos. No paraban de reír y gritar por tanta aventura contada. No dejaban de mirarse a los ojos, solo dejan que el silencio llegue cuando hay que respirar el mismo aire, sin embargo, se notaba que sus latidos eran los mismos, asi que cuando callaban sus bocas, sus palpitaciones seguian la conversación, al son de la mirada directa a los ojos. 
Por un momento, a Bastián le cayó una hora de café en su mano, David actuó como por sinapsis a tomar su mano para secarlo. Volver a tocar sus manos frías, recordar las veces que se quitó la chaqueta para abrigar a ese joven que ahora estaba de adulto, seguían esos patrones que hicieron comenzar todo.
Acto seguido, se encontraban los dos en silencio, mirándose como aquella vez, unos ojitos chinos por la sonrisa nerviosa de Bastian, los ojos llorosos de admiración de David, recordaron ese almuerzo a la orilla de la playa, el que hizo que se abriera el libro de sus aventuras, algo que el prólogo nunca lo predijo y que en el epílogo iba a quedar un espacio abierto para una secuela, que esas manos frías iban a crear nuevamente. 

En ese momento, Bastián rompe ese silencio y le dice: "Yo te dije, novios, esposos puede haber muchos, pero compañeros de mi equipo solo eres tú"
David derrama una lágrima....

Agnadhi du Anghi 

lunes, 21 de agosto de 2023

Un viaje diferente

Me despierta mi quinta alarma, después de una corta noche de sueño, el equivalente a una realidad onírica subalterna, cuya realidad se enriquece de sentidos y carece de lógica. El sonido y vibración del teléfono me molesta, porque debo empezar otra vez mi día. Me quedo dormitando un lapso más, hasta que, al fin decido abrir mis ojos. Miro la hora y pienso: "sacrificaré el desayuno en casa, para ganar minutos de descanso", me pongo a ver imagenes y videos en redes sociales, cuando me acuerdo de ti, te saludo por ese medio. Vuelvo a mirar la hora, el frío entumece y el colchon soporta mis días de estrés y cansancio, es un firme respaldo ante mis horas de soledad y de sentimiento de que te extraño día a día. Vuelvo a mirar el reloj, es hora de empezar ese día.

Me levanto con el peso natural de la existencia, que cada día pesa un poco más, me dirijo lentamente a encender el calefont, busco ropa y entro al baño, la relajante ducha tibia espanta las creencias y vuelve real el levantarse un día más para batallar la rutina acostumbrada. La música suena en el parlante, mientras le canto a la vida, imagino que estoy en concursos o conciertos unplug, lanzo carcajadas cada ciertos lapsos, pues pruebo arreglos nuevos con la voz y modifico las canciones. Sé que no suena agradable, pero es un momento tan privado y mío, que lo disfruto bastante, es, en definitiva, un potenciador de energía, el empuje que necesito, incluso mejor que la maldita cafeína. 

Me visto a mi ritmo, me cepillo los dientes, enjuago y los limpio con sutileza, me echo mi infaltable perfume y aplico algunos cosméticos para mantener mi rostros sin "lineas de expresión", coloquialmente conocidas como arrugas. 

Me preparo un pancito y salgo de mi casa. De manera paulatina, mi cabeza comienza a pensar en los pendientes del día y las metas que debo cumplir, sigo esperando tu buenos días, como para compartir mi alegría con alguien y tal vez contarle algún chiste, siempre necesito ese canal de comunicación personal. 

Camino las largas cuadras, sientiendo la helada humedad en mi cara, sin embargo, mi cuerpo entra en calor por cada paso que doy y se suma a la ropa que cargo encima, a veces, pienso que exagero, otras que esta bien. Pero lo más importante, es que no me importa nada, solo quiero un viaje tranquilo. 

Llego a la estación, pago mi pasaje, subo las escaleras que van en dirección al andén, saludo a la persona del aseo, mientras escucho cómo se cierran las puertas del tren cuando voy llegando al andén. Al llegar, veo como lentamente disminuye una figura, en forma de locomotora, se va alejando, como dándome un mensaje de que no debí haber visto ese último "meme". Sin embargo, sé que en 8 minutos mas viene el siguiente, tiempo suficiente para caminar a mi lugar favorito del tren, instalar mis audífonos y mirar el celular para ver si tengo un mensaje tuyo. Lanzo una carcajada de esperanza, pensando en que estas en ese mundo onírico surrealista del cual ya me despojé esta mañana. 
La luz verde del semáforo del tren me indica que viene cerca, lo que hace que me acerque a la linea para tomarlo rapidamente e instalarme en mi asiento favorito junto a la ventana. Las voces del altavoz, indican que hay que tener precaución con el espacio entre el anden y el tren, y me pregunto si alguien se habrá caído por ese espacio. Pienso en gente diminuta y luego me río de mis estupideces, me acuerdo de alguien con ello, pues siempre me dice: si está el mensaje, es porque a alguien ya le pasó. 

Llega el vagón, aprieto el botón que abre la puerta y hay demasiados asientos disponibles, en especial el que acostumbro a usar. Este tren, tiene la maravilla de tener dos vagones que no se conectan interiormente, lo que es bueno. Siempre acostumbro a leer los anuncios del tren, aunque acá no son publicitarios, sino que son de seguridad. 
El tren va a toda velocidad, veo la ventana como si fuese una película, como si la realidad fuese una cinta móvil como la del aeropuerto, donde no sé si es el paisaje el que mueve o somos noso...

Se escucha un estruendo, las vías se alejan del piso, las manillas comienzan a tambalear, y rotan en 90°. Siento un golpe, en la cabeza, gritos de miedo y un peso enorme en mi hombre izquierdo. Abro los ojos lentamente, siento un extraño hormigueo en mi antebrazo. Miro hacia al lado, una señora inconciente se apoya con su ser.

Como puedo, me quito a la señora de encima, todo se ve borroso, no sé que hora es ni el día. Solo el olor a sangre que hay en el tren, la gente gritando de miedo y otros en shock es lo que marca el trauma del momento. Escucho una voz a lo lejos, no logro distinguir lo que dice, en eso siento: "joven, joven"; y yo reacciono y era un señor que me hablaba para preguntarme si estaba bien, y si me dolía el hombro. Lo único que podía pensar, era ese hormigueo del brazo, la señora inconciente que me saqué de encima y lo confuso que estaba todo. 

Me puse a pensar en la razón lógica del momento, miro para mi lado de la ventana, y se vé oscuro, en el otro lado se ve el cielo. Sacando conclusiones, respondo que no me duele el brazo, mientras pienso que nos volcamos, me paro con las fuerzas que me quedan, el señor tenia el martillo de emergencia en la mano, intentó romper el vidrio. Nos tapamos el rostro para que no nos saltaran esquirlas pero sentí algunos cortes en mi brazo que no hormigueaba. 

El señor sale a buscar ayuda, yo intentando hacer lo que pueda para poder salir. Se sienten un tic tac extraño en el momento de querer salir. De la nada, se escucha un extremadamente fuerte estruendo y una gran llamarada se acerca a mi rostro.

Agnadhi du Anghi

martes, 2 de mayo de 2023

Pluma

Hoy tomo mi pluma digital, aquella solemnidad que guía mis palabras y marca un camino de historias y oraciones que marcan un sentido personal. Hace tiempo no escribía libremente sin tener un rumbo específico en el recorrido de esta pluma, puedo escribir de amor, de algun relato ficticio que despierte el interés del lector, o simplemente palabras vacías en este espacio asolado de internet. 

La pluma digital abarca mucho, ya no se quedan palabras en el tintero solo en la batería, o hasta que se cae el celular en mi cara porque estoy acostado con mi frente proyectada perpendicular al techo de mi habitación. La baja temperatura invita a taparse, sin embargo, encontré el placer de tener los brazos helados para seguir escribiendo. Al lado mío, el amor de mi vida durmiendo, quien visitó el mundo onírico después de mis masajes, con las mismas manos que afirmo la pluma y describo mi situación actual.

El tic tac del reloj cada vez se empodera del silencio de la pieza, nuestras piernas entrelazadas adornan con un una excelente tibieza en esta noche fría. Al poner atención en el afuera, el reloj cada vez deja la habitación, escuchandose el viento golpear la ventana empañada, las luces que se ven difuminadas que alumbran ténuemente la habitación. 

La maldita conexión entre el frío y las ganas de orinar, quiebran el hermoso lazo entre mi amor y yo, yo y mi pluma que se inspira de su compañía me desenredo para ir al baño. A penas me levanto de la cama sus ojitos se abren y golpea la cama para que vuelva. Me acerco y le doy un besito en la frente y le susurro que solo iré al baño. Libera una ligera sonrisa, la que interpreto como un te espero. 

Mientras estoy orinando, me pongo a sonreir de lo afortunado que soy al sentirme doblemente acompañado del ser humano más precioso que conozco y de mi pluma digital que me permite inmortalizar el momento.

Me lavo las manos, bebo agua. Veo que vuelve a despertarse, me invita nuevamente a la cama, sin embargo yo le levanto la polera dejándo su espalda descubierta. Instalo sonidos de lluvia en mi teléfono y luego me encremo las manos, para recorrer por completo su cansancio y tratar de hacer magia y transformarlo en relajo. Sin querer me relajo contigo. Veo que te quedaste dormido, tapo tu espalda. Dejo mi pluma y duermo contigo.

jueves, 9 de marzo de 2023

El fin de una era. Principio de otra

Me gusta disfrutar de mi tranquilidad actual. Siento que de a poco me voy atreviendo a hazañas que las veía imposible y me siento recuperado de mi segunda tocada de fondo anímica. Esta vez, pensé que iba a morir, pero tomé decisiones que me llevaron hacia el camino de la cura. Es triste pensar que el mundo es tu antagonista y estas solo tirando para delante, empezar a ver que te distancias de tus amigos por cosas del destino, o porque comienzan a tener metas que no se parecen a las tuyas. La vida sigue, generando heridas que se abren más y más con el tiempo y se vuelven difícil de sanar. Hasta que te ves con tu terapeuta y todo se vuelve autodescubrimiento, la rabia y el miedo florecen junto con otras emociones reprimidas en la infancia. Nunca pensé que volverían recuedos dolorosos, tanto físicos como psicológicos y no sentirse comprendido por el mundo. Y yo pasando por alto toda esa historia traumática, donde me sentía inútil ante el mundo por no tener la fuerza suficiente para ser el hombre que todos querían que fuera. 
Nunca fui alaraco, solo fui alguien que expresaba lo que sentía y el dolor de ser callado era lo que me había llevado hasta el ese colapso. Gracias a la terapia, me fui abriendo ante el mundo, dándole la oportunidad de que la gente me conozca, no es una confianza plena, pero permitirme dejarme conocer me ayudó a levantar las barreras a que me entendieran y dejar de ser el sospechoso silencioso.

Dentro de esta lucha interna, estabas tú. Si tú, quien tiene mi corazón guardadito. Eres mi mayor desafío y proeza. Un objetivo a quien quiero seguir conquistando, no por tu cuerpo, sino porque de verdad has sido un apoyo para mí. Me has tomado de la mano cuando lo necesitaba, has sonreído conmigo y me has mostrado que el mundo es más lindo de como lo tenía pintado. Me mostraste que las cosas no se hacen soñando y sin querer te seguí en cada locura que se te ocurría y sin querer tambien descubrí que yo debía de salir de la burbuja del miedo y explotar aún más quien debí haber sido desde que nací. Me enseñaste a pulirme y descubrirme cosas que ni yo sabía que tenía. Me enseñaste a saltar al abismo, sabiendo que estas ahí tomándome la mano y si no estabas ahí, no pasaba nada si me caía, pues estarías ahí para ayudarme a seguir e instaurar una nueva aventura. 

La risa ha sido nuestra terapia y la sincronía con que brillamos me hizo saber que yo podía realmente gustarle a alguien. Y me hiciste explorar en mis sueños y concretarlos, como escribir un libro en honor a ti, o patinar sobre hielo en la ciudad del sueño americano. No me importa si nadie entiende mi amor. No me interesa si lo mal interpretan. Soy feliz cuando estoy contigo y con eso me basta. Me siento entendido y parte de un equipo y que wea. 

Hoy puedo decir, que haciendo se logra más que soñando, que nunca hay que silenciar la risa, porque callando la felicidad se calla la vida. Hay que amarse y tomarle el peso a la historia. Poner límites no es sinónimo de molestar y pedir ayuda no causa molestias cuando has ayudado bastante. En estos últimos dos años me han pasado demasiadas cosas maravillosas y hoy que he sanado, doy pasos hacia el futuro esperanzado en que las cosas van a ir sobre ruedas. Haciendo lo que yo necesite hacer para completar mi check list antes de morir. 
En mi memoria queda todo aquel que me ayuda y obvio que tu mi amado, no serás la excepción. Gracias a todos los que participaron en esta era. Se viene una nueva que espero que sea contigo. Y si no. Será una excelente era igual, porque yo soy mi mejor compañía y porque siempre vale la pena salir y estar conmigo.

Agnadhi du Anghi

jueves, 2 de febrero de 2023

Cansado

Esta noche es más que solitaria, es dolorosa, me duele el pecho a sobremanera, me siento solo y lo peor no sé a quien llamar, con quien hablar, donde escapar. Me agobia y se me desgarra el alma todo lo que pasa por mi mente. Me siento un cacho para el mundo y no sé, golpeado fuertemente. Necesito llorar, necesito un abrazo, alguien que tome mi mano y me diga que todo saldrá bien. Necesito que alguien vuelva a fingir interés en mí, por último para tener nuevamente la ilusión que para alguien soy importante. Me siento la peor basura que el mundo tiene. Esto no es un pensamiento de ahora, es algo que llevo arrastrando de años. Siempre me he sentido fuertemente ignorado, que sin querer me desquito con las personas que recién me empiezan a conocer. Por otro lado, hoy en día opto por no decirle lo que siento a mis cercanos por miedo a que nuevamente me rechacen, no me escuchen o se hagan los sordos. 

Agnadhi du Anghi 

Enero

Primer mes del año, primera entrada del 2023. Pensar que en este periodo se cumplen 11 años desde que empecé este desafío del blog escribir lo que siento, imagino y pienso. Me complace leer mis historias después que pase el tiempo, pues me sientl orgulloso de lo que crezco, o bien, me gusta leer mis altos y bajos o recordar hitos de mi vida.

La idea inicial de este espacio siempre fue exponer algunos pensamientos filosóficos de eventos relevantes de mi existencia, o plasmar y concretar lo que mi imaginación me invitaba a explorar como las historias y micro novelas que acá se han publicado. Siempre quise buscar mi espacio acá y por algún motivo puse que me serviría demasiado los comentarios, pues siempre quise mejorar la profundidad de mis palabras y la redacción de la transmisión de las ideas.

Me gusta mirar los números de mis visitas, porque creo que desperté la curiosidad de más de alguna persona y leyó pequeños fragmentos de este espacio. Solo sé de una persona que conocí el 2018 que a veces lee mis creaciones. Y al menos le puso atención a las iniciales.

Este blog fue creado en la época más difícil que me tocó vivir, donde vi en blanco y negro demasiadas situaciones. A pesar que decidí continuar con el peso de mi existencia, este espacio siempre fue mi consuelo y mi gran abrazo, me escondí mucho en mi literatura y era una pequeña llamita que siempre me gustó seguir. 

11 años llenos de desafíos, entre medio me tocó terminar mi carrera, mi diplomado, mi postitulo, mi magíster. Me vio hacer ayudantía, trabajar en un colegio que me hizo cuestionar mi educación, mis clases particulares, mi taller simce, mis clases en el colegio libre, mi ingreso a la U a trabajar y ahora en mi etapa académica. Me acompañó en la pandemia, mis constantes desilusiones amorosas y mis gigante lista de amores no correspondidos. Este blog fue centinela de mis deseos más profundos y deposité mis ideales de mi mundo. Creo que de a poco alimento dichos sueños y voy paso a paso estabilizandome en cada parte de mi vida.

Quién diría lo mucho que he crecido y vivido, estoy a punto de cumplir 30 y de alguna manera he aprendido a vivir entre todo el sufrimiento, sintiendo la brisa en mi cara, disfrutar a mis amigos y con ellos. He reído, he llorado, he reflexionado y he vivenciado mucho. Es momento de hacer cambios en mi vida y afrontar lo que viene con la fuerza que me queda, estoy dispuesto a sufrir más y salir adelante nuevamente. Estoy dispuesto a que los recuerdos hermosos que he vivido este par de años, se vuelvan en tormento y martirio y que me vuelva alguien frío de nuevo. Tengo ganas de doctorarme y seguir creciendo en lo personal. Intentar ser feliz a mi modo de siempre y no calentarme la cabeza de conquistar lo que parece ser inconquistable. Viviré la vida como venga y da igual si la pega me absorbe, es lo que me hace sentir útil.
Yo seguiré siendo yo. Que vengan los 30 de esperanzas. Y esperaré con ansias el fin de mi vida. 

Agnadhi du Anghi

domingo, 9 de octubre de 2022

Fragmento 13. La historia de Alex parte 2

Mi nombre es Alex. Me gusta mi trabajo, me gusta ver el vaso medio lleno siempre y que las cosas salgan bien. Me refiero a bien, cuando quiero que todo se agilice, prevenir los imprevistos y poder anticiparme al peligro. Me gusta ayudar a mis colegas, de cualquier modo, prestando atención a sus emociones, sus palabras y sus vidas, para así sentirme útil en la vida y darle sentido. 

Me gustan los ambientes relajados, sobre todo cuando todos tienen buena vibra. Siento que una sonrisa vale más que mil palabras y que hacer reir es una excelente huella en la humanidad, por eso le busco el chiste hasta en lo más mínimo. A su vez, siento que la alegría llena de colores de diferentes matices nuestras vidas y potencian a que todo salga mejor. Hasta las noticias más impactantes se vuelven atractivas con un poco de felicidad. Me encanta transmitir esa energía y dar ánimos. Porque así todo sale mejor.
Me gusta prestar atención a mi alrededor mientras almuerzo, así pienso en estrategias de conocer mejor a las personas para así ayudar con mucho tino y agrado. 

Soy fiel creyente que siempre hay maneras agradables de decir las cosas y que el enojo de una persona no debiese transferirse, solo comunicarse con amabilidad y respeto. 

Los días laborales son geniales por lo general, agotadores pero divertidos. Lo que me sorprende a diario es llegar a oscuras y salir de igualmanera. A tal punto, que si salgo cuando aún es de día siento un grado de irresponsabilidad de mi parte.
Me parece triste siempre llegar a la casa y sentir ese silencio, absoluto, tener que llegar a comer solito, es horrible. Lo fría que se encuentra la casa no se compara al calor de la oficina. Mirar el teléfono y no tener ni un mensaje de buenos días ni buenas noches. Es triste el silencio a tal punto que mi vaso medio lleno se invierte en vacío total. Post trabajo, todo pierde sentido. 

Subo al baño, me miro al espejo y solo veo al tiempo pasar sobre mí, veo que un nuevo cabello cae al lavamanos. He visto más pelos caer que abrazos y besos he recibido. He visto mas manchas y arrugas en mi piel que "te quiero" la soledad es todo lo que queda cuando llego a casa. 

En mi trabajo me gusta hacer todo más ligero para que no pregunten con quien vivo, ni como es mi tiempo libre. Porque el frio ambiente se nota solo con pensar en él y la falta de amor hogareño se reflejaría al instante. Prefiero mantenerme al margen de todo y tratar de ocupar el tiempo libre en trabajo para escapar de esta oscuridad.

Es irónico de mi parte, pensar en que nadie me pesca si no dejo entrar a nadie. Pero nadie me comprendería que mi infancia fue dura, lleno de humillaciones, maltratos, menosprecio y subestimaciones. La parte más dura de vivir es llegar a la casa y no haya nadie que se alegre que hayas vuelto. 

Creo que me tengo sin cuidados, debo dejar de pensar en todo eso. Porque mañana es otro día de trabajo y creo que de apoco se vuelve mi hogar. Es hora de dormir. Alex se va a dormir.

Agnadhi du Anghi