jueves, 9 de marzo de 2023

El fin de una era. Principio de otra

Me gusta disfrutar de mi tranquilidad actual. Siento que de a poco me voy atreviendo a hazañas que las veía imposible y me siento recuperado de mi segunda tocada de fondo anímica. Esta vez, pensé que iba a morir, pero tomé decisiones que me llevaron hacia el camino de la cura. Es triste pensar que el mundo es tu antagonista y estas solo tirando para delante, empezar a ver que te distancias de tus amigos por cosas del destino, o porque comienzan a tener metas que no se parecen a las tuyas. La vida sigue, generando heridas que se abren más y más con el tiempo y se vuelven difícil de sanar. Hasta que te ves con tu terapeuta y todo se vuelve autodescubrimiento, la rabia y el miedo florecen junto con otras emociones reprimidas en la infancia. Nunca pensé que volverían recuedos dolorosos, tanto físicos como psicológicos y no sentirse comprendido por el mundo. Y yo pasando por alto toda esa historia traumática, donde me sentía inútil ante el mundo por no tener la fuerza suficiente para ser el hombre que todos querían que fuera. 
Nunca fui alaraco, solo fui alguien que expresaba lo que sentía y el dolor de ser callado era lo que me había llevado hasta el ese colapso. Gracias a la terapia, me fui abriendo ante el mundo, dándole la oportunidad de que la gente me conozca, no es una confianza plena, pero permitirme dejarme conocer me ayudó a levantar las barreras a que me entendieran y dejar de ser el sospechoso silencioso.

Dentro de esta lucha interna, estabas tú. Si tú, quien tiene mi corazón guardadito. Eres mi mayor desafío y proeza. Un objetivo a quien quiero seguir conquistando, no por tu cuerpo, sino porque de verdad has sido un apoyo para mí. Me has tomado de la mano cuando lo necesitaba, has sonreído conmigo y me has mostrado que el mundo es más lindo de como lo tenía pintado. Me mostraste que las cosas no se hacen soñando y sin querer te seguí en cada locura que se te ocurría y sin querer tambien descubrí que yo debía de salir de la burbuja del miedo y explotar aún más quien debí haber sido desde que nací. Me enseñaste a pulirme y descubrirme cosas que ni yo sabía que tenía. Me enseñaste a saltar al abismo, sabiendo que estas ahí tomándome la mano y si no estabas ahí, no pasaba nada si me caía, pues estarías ahí para ayudarme a seguir e instaurar una nueva aventura. 

La risa ha sido nuestra terapia y la sincronía con que brillamos me hizo saber que yo podía realmente gustarle a alguien. Y me hiciste explorar en mis sueños y concretarlos, como escribir un libro en honor a ti, o patinar sobre hielo en la ciudad del sueño americano. No me importa si nadie entiende mi amor. No me interesa si lo mal interpretan. Soy feliz cuando estoy contigo y con eso me basta. Me siento entendido y parte de un equipo y que wea. 

Hoy puedo decir, que haciendo se logra más que soñando, que nunca hay que silenciar la risa, porque callando la felicidad se calla la vida. Hay que amarse y tomarle el peso a la historia. Poner límites no es sinónimo de molestar y pedir ayuda no causa molestias cuando has ayudado bastante. En estos últimos dos años me han pasado demasiadas cosas maravillosas y hoy que he sanado, doy pasos hacia el futuro esperanzado en que las cosas van a ir sobre ruedas. Haciendo lo que yo necesite hacer para completar mi check list antes de morir. 
En mi memoria queda todo aquel que me ayuda y obvio que tu mi amado, no serás la excepción. Gracias a todos los que participaron en esta era. Se viene una nueva que espero que sea contigo. Y si no. Será una excelente era igual, porque yo soy mi mejor compañía y porque siempre vale la pena salir y estar conmigo.

Agnadhi du Anghi

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