La belleza diferente a lo soñado, la constelación que aloja tu cuerpo, el cielo estrellado de tu pecho, me hace recordar que lo fantástico del universo se aloja en tu corazón, se transfiere en intensidad del momento, las caricias regaladas, los abrazos, las promesas y los besos que cortan cualquier acción y comentario que puede calmar ese latido.
La eternidad que pueden significar 30 minutos, entre miradas, una mesa con comida y temas que parecen infinitesimalmente eternos, chistes espontáneos, risas nerviosas que solo se interpretan en el momento de mirar esa silueta que deja mi recuerdo. Todas las señales del entorno son referenciales para lo nuestro, se puede embellecer todo momento para sacar esa sonrisa que tanto apasiona y por momentos calla las palabras y no solamente elimina el aliento, sino que se pierde la pauta de conversación. Solo se vuelve un contacto sobrenatural. Ambas almas con ganas de tocarse, y el miedo en que no sientan lo mismo.
Nunca se sabe cuando es el día, nunca se sabe cuando se encuentra lo diferente, nunca se sabe si es o no es. Solo se sabe que pasa, y que no regresa. Así como se siente la lluvia solo cuando toca el techo, así como sabes que vas a llorar, cuando tienes ese nudo de la garganta. Pero jamás se entiende como en el momento preciso se vende ese paraguas que te salva en aquellas tormentas que tanto duele que rocen tu piel. Aquella humedad que solo deja un recuerdo, un suspiro.
Un agujero negro de solo recuerdos, absorbe esas constelaciones, esas marcas en tu piel solo yacen ahí. El cerebro engaña, la soledad moja el rostro, la salinidad de la piel se vuelve suave para variar. El sonido de las hojas que se arrastran por el viento, las nubes negras que pintan el cielo, el paraguas mágico que aparece y tapa esa soledad, tapa esa tormenta. La precipitación aumenta y el paragua está débil, sin embargo aquí estoy yo, esperanzado con que de alguna forma vengas a buscar tu paraguas, aunque sé que no llegarás como antes, que tu mirada ya no está iluminada. Es porque solo soy el chico del paraguas y tú un ser impermeable.
Agnadhi du Anghi