domingo, 6 de marzo de 2016

Te reto a desafiarte

Había una vez un señor que quería soñar, pero su razón no lo dejaba alzar las alas. Aquel señor, un día con su tristeza de querer soñar, su razón le decía que la realidad es lo único que se podía utilizar para proyectarse. Sin embargo era tan el anhelo de soñar que utilizó todos los métodos medicinales para probarlo.

Esos métodos no le funcionaron para nada, porque el desorden de sus sentimientos no concordaban con el orden de su razón. Un día de agonía, conoció a un sabio, que al parecer tenía la respuesta de todos los problemas. El señor con entusiasmo le hace la pregunta que podía dar respuesta a su gran dilema que lo aquejaba.

 - ¿Cómo puedo hacer para soñar, sabio? - pregunta el señor.

El sabio se queda callado  y éste comienza a analizar al señor con tantas dudas en la cabeza, y luego le pregunta:

- ¿Alguna vez te has retado a desafiarte?


El señor sorprendido de la pregunta del sabio, que no entendía el porqué respondió su pregunta con una pregunta, se pone a pensar en la confusa cuestión, y luego le responde enojado.

- ¿De qué sirve hacer eso, y en qué me ayuda a soñar?

El sabio con calma le dice:

- Señor, ¿No se da cuenta?, retarse viene de la razón y desafiarse viene de los sentidos, puesto a que uno piensa en qué retarse y el desafío contrae sentimientos acordes para poder avanzar con seguridad, a su vez, los desafíos te llevan a soñar, a pensar en tí y a su vez sentir lo que intenta lograr, la ilusión perfecta de los sueños y los desafíos.

El señor, se razca la cabeza y encuentra que el sabio estaba loco, se despide de él, pasaron largas horas meditando en aquella respuesta extraña de este sabio. Pero para evitar las dudas lo intentó.

Y se desafió a ser feliz, y él puso su alma y su concentración en intentarlo, y soño y fue gozoso de sus actos para lograrlo, ahora él esta soñando eternamente siendo pleno en aquella ilusión en la que vive y ahora la sonrisa no se le despega del rostro.

Agnadhi du Anghi

Sonrisa

A veces desfallezco en un mundo de dudas, caigo en un abismo oscuro sin fin, que yo no logro explicar, sentimientos que me ahogan en un mundo que no tiene fin, donde no se encuentra una razón para estar contento, ni tampoco para reir, para sonreír.

Hasta que llega aquella persona con su corazón gozoso, aquella persona que hace un gesto sincero que te cambia el switch de la vida, una sonrisa que puede que no sea real, puede que no sea perfecta pero una sonrisa que puede dar un vuelco a tu pensamiento, haciendo que tu oscuridad, que se vuelve fuerte lentamente, luego las palabras cómicas, las sátiras y la eterna sonrisa, hace que de a poco me contagie con lo maravilloso.

Sonrío de forma estúpida, de forma inteligente, de verdad, falsa, bromista, animosa, pero no importa sonrío, no me escondo tras mis labios, demuestro que la alegría viene naciendo lentamente. Si empiezo con una sonrisa falsa, riendo y riendo siempre se transforma en la sonrisa, y se llega a la perfección sonriendo, aquella que nace del estómago, aquella que refleja el alma, aquella que los ojos entran en una sincronía permanente entre lo que refleja tu mirada y tu sonrisa. Regalemne lo más hermoso que existe en esta vida.

Amo cuando las personas sonríen en la calle, de hecho estoy repitiendo mucho aquella palabra, sigan sonriendo, al sol, a la luna, a la persona que le gusta, a sus amigos, al enojo, a la alegría, aunque los problemas te atropellen, jamás pierdas la sonrisa, porque si la pierdes, será el día más triste de tu vida, ámate siempre e incondicionalmente, y goza de estirar los labios, y sonríe, aunque sea nerviosa, sonríe, porque nadie sonreirá por tí.

Agnadhi du Anghi